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23 marzo, 2015 - No Comments!

Palabrerías

El fin del mundo o tal vez no

Entre las lluvias y el frío que hemos tenido en estos días, empezamos a bromear en la oficina con que ya era el fin del mundo.  Que no cunda el pánico, esto no va a ser una nota fatalista sobre el fin de los días o de consejos para hacer una bucket list y aprovechar los últimos momentos en esta tierra. La cosa no es tan dramática, pero será aplicable a cierre de ciclos, campañas de publicidad, proyectos, relaciones, tu helado favorito, etcétera.

Es difícil desprenderte de algo con lo que ya llevas un tiempo trabajando y a lo que le has dedicado tiempo, esfuerzo y también tu rango completo de emociones  (la felicidad cuando el texto por fin queda, el coraje cuando el cliente dice “pues está bien” *cara de asco *, la frustración cuando por más que le das vueltas no encuentras un nuevo giro, la realización personal cuando de nuevo encuentras una solución… en fin: emociones),  pero se llega el día en el que el cliente al fin dice que sí, que todo lo que se hizo le gustó, después de modificaciones, edición de textos y un rayoneadero en las paredes de YuJo!  Y ahora sólo queda arreglarlo para la entrega y despedirte.

¡Ugh! Las despedidas… una de las cosas que más odio en esta vida y, por desgracia, una de las cosas que también es muy común. Es tanto mi odio que cuando es algo serio siempre termino llorando y pasando un muy mal día. En fin, aunque en un principio dije que no sería una lista, siempre que voy a pasar por estos procesos sigo ciertos pasos.

  1. No llorar (según yo)
  2. Revisar lo que se hizo y ver todo el proceso
  3. Pensar en los errores que hubo y las posibles soluciones
  4. Tratar de sacar aprendizajes
  5. No llorar (de nuevo)

Suena cursi estar revisando lo trabajado, recordar los aprendizajes y pensar en cómo pudo haber sido mejor la cosa, pero realmente hace más fácil las despedidas y que desprenderte de un proyecto sea más sencillo y no sólo sea algo en lo que trabajaste, sino que también te deje algún aprendizaje para el futuro.

No le decimos adiós, sino hasta pronto o/

Alejandra Sevilla Macip

Instagram: @chusevilla

Pinterest: /mishuu

11 marzo, 2015 - No Comments!

Columnam

El mal augurio del archivo_Final

En la publicidad, como en cualquier otro campo de trabajo, existen mitos y leyendas en los que puedes creer o no. Pero si un experto te advierte un día sobre algo, es mejor hacerle caso o aceptar las consecuencias.

Hace algún tiempo cuando empezaba a trabajar en esto, y aún no sabía nada de la vida (ahora no es que lo sepa todo, pero sí un poquito más), me encontraba diseñando ciertos menús para un H. Restaurante. Ingenuamente, al primer archivo que mandé para aprobación se me ocurrió nombrarlo fulanitomenu_blablabla_final, a lo que me respondió la vida con un gran “¡JA!” -y además de ella, todas las personas por las que pasó el archivo para revisión; como dije antes, no sabía NADA de nada-. Una buena persona se apiadó de mí y me explicó: “Aída, nunca nombres un archivo con nada que tenga que ver con final o definitivo”. Y claro, si hacemos retrospectiva en el finder de mi computadora, había cientos de documentos escolares llamados archivo_ final, archivo_final02, archivo_final_ok, archivo_final_esteeseldefinitivo, archivo_esteSíeseldefinitivo… pero tal vez ninguno lo fue, no porque fuera malo o estuviera mal hecho, quizá era porque la vida te da con su mazo gigante en la espalda cuando crees que tú eres mejor que ella y te dice: “¿Ah, sí? ¿Con que crees que es el final? ¡Pues nooo! Toma esto, pequeño mortal”.*

En esa ocasión del menú, tuve que cambiar “Sándwich de Atún” por “Sándwich de Salmón ahumado” al menos unas 5 veces, sin contar las que tuve que actualizar los precios de cada alimento y otras muchas pequeñeces, o como diría mi amiga Emilia: puñekeces.

Y a veces, aunque no escribas el final en el nombre del archivo, pero crees que un proyecto es tan sencillo que puedes terminar fácil y rápidamente, ¡Pum! Otra vez está la vida apuñalándote por la espalda.**

Hay proyectos que se parecen a la cosecha de mujeres, por más que uno quiere nunca se acaban.

Esto es muy triste u.u porque uno le va perdiendo el amor a las cosas con tantos cambios y tantas idas y vueltas. Son como proyectos zombies, piensas que ya están muertos pero reviven y te atacan, te comen el cerebro y exprimen todo lo que pueden de ti.
Bueno, no todo es malo, también hay proyectos que aunque no se acaban, cada que los vuelves a abrir sacas cosas buenas de ellos, o más bien les pones cosas que aportan. Ese tipo de proyectos los comparo con los shampoos que no quieres que se acaben y los sigues apachurrando hasta sacarle la última gota, y cuando ya de plano no sale nada abres la tapita y con el dedo sacas lo que sólo tú sabes que queda.

El punto es que desde esa vez del sándwich de atún creí haber aprendido que NO tenía que nombrar así los archivos, hasta que el año pasado tropecé y por un descuido nombré un archivo como si fuera el definitivo pensando que ya estaría Listo!***…

Se volvió un proyecto zombie.

En Dios confío para que ya se acabe (pero desde enero estoy esperando eso -.-).

*La vida es una perra. N. de la E.

**Parafraseando a Bonifaz Nuño: pinche vida. N. de la E.

***Sic.

Aída Morales

Instagram: momidaar

Pinterest: Aída Morales

4 marzo, 2015 - No Comments!

Se parece tanto al amor

Lo que la ficción nos habla de nuestro trabajo

Dicen que cuando te sumerges en un tema, comienzas a verlo en todos lados. Es por eso que una adolescente obsesión amorosa te hace pensar que lo que te rodea te dice que debes tatuarte su nombre en un brazo; o que hay más perros sin correa que ciclistas con casco (los reto: hagan la cuenta).

Sin embargo, hay señales muy claras cuando abres un libro o ves una película: dentro de la trama hay muy buenas lecciones sobre cómo dar buena atención inbound y cómo se deben manejar las redes sociales para promocionar un negocio. Esta no es la primera, ni la última vez, en que alguien usará un texto culturtal -entiéndase todo lo producido como expresión y difusión de cultura: canción, pintura, película, libro, etcétera- para hablar  de los buenos ejemplos que se pueden convertir en material para manuales. Yorokobu lo hace cada vez que puede. Pongo mi granito de arena porque este fin de semana me sentí un poco iluminada cuando vi Chef y recordé la historia de Atención al cliente. La cosa la contaré más o menos así:

Inbound y offline, o por qué la venta es apenas el principio de todo

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Benoît Duteurtre cuenta la historia de un periodista free-lance que no es parte de la generación que sabe cómo usar las redes sociales, pero todavía no es un abuelo que abre su perfil de Facebook. Es más: ni siquiera Facebook existe cuando esta novela es editada por Funambulista; ni Twitter, ni Instagram ni las otras que los millenials exprimen como niño bien con herencia jugosa. Atención al cliente es la desventura de un cuarentón que intenta resolver un problema con su celular -lo perdió en un taxi justo cuando había renovado su contrato- y entiende todo eso que tiene de kafkiano la burocracia de una empresa de servicios de telefonía e Internet. No quiero decir que Atención al cliente es El Proceso del siglo XXI, pero sí comparte con su predecesora el absurdo, gracias al intercambio de correos sin sentido en busca de mejora de servicio, cartas de cancelación y llamadas que serán transferidas hasta el infierno, jamás atendidas.

Claro, es un texto gracioso, sin embargo, todos nos identificaremos con la miseria de este clasemediero, que a pesar de que no perderá su vida ni su identidad por querer exigir el servicio que está pagando, deja en claro que la verdadera misión de toda empresa no es mejorar la calidad de vida, más que la de sus dueños.

En medio de la rabieta, el periodista se da cuenta de que la caída del muro de Berlín y la victoria del capitalismo sobre el comunismo consistió, no en unificar Europa, sino en fusionar ambas doctrinas en una: la gente tiene la libertad de comprar lo que le plazca, pero para todo tendrá que hacer filas. Fila para pagar la cuenta en el banco, fila para pagar su recibo de celular, fila para comprar un boleto de avión, fila para dar mucho dinero por un servicio que le entregarán a medias, pues una vez firmado el contrato o hecho el intercambio de dinero, a una compañía se le olvida darle seguimiento a sus clientes.

Eso que llaman inbound se trata de eso: si una aseguradora vende una póliza, no esperará a que el cliente tenga un siniestro para revisar que todo esté en orden. Mejor aún, se esforzará por conocer los comentarios que sus asegurados tienen de sus productos. Esperar a que se quejen en redes sociales para resolver dudas, es también permitir que un problema se haga más molesto, por muy pequeño o, incluso, lo equivocado que esté el “quejoso”.

Pienso que si no estás listo para dar un buen servicio inbound y offline -personal capacitado, canales de comunicación que podrán resolver dudas, producto de calidad, entre otros-, entonces no puedes esperar que todo se resuelva con un correo electrónico o un reply en Twitter. Antes de salir al mundo a vender algo, habría que pensar si además de un buen producto, eres capaz de darle el seguimiento que tus clientes merecen.

Las calamidades que le suceden al personaje de Atención al cliente son los ejemplos clásicos a los que todo consumidor se enfrentará: una línea telefónica saturada, respuestas evasivas, promesas al aire, que ignoren sus peticiones.  

Hay directivos que se asustan cuando revisan el muro de Facebook de su compañía, y lo primero que piensan es desaparecer del ciberespacio y olvidarse de ese aspecto, en lugar de leer las primeras tres publicaciones de sus clientes para darse cuenta de que lo que molesta es la atención offline. El director tal vez debería pensar: “Si no doy buen servicio, la calidad de mi producto pierde su fuerza”. Si quieres aplicar la estrategia del Soup Nazi, recuerda que ni siquiera sus deliciosos brebajes lo salvaron de la perdición. “Next!”

[youtube https://www.youtube.com/watch?v=OOIGCyAR-0w]

Las redes sociales pueden ser tu destrucción y tu mejor aliado: Chef

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John Favreau es el menos dañado de Very bad things y fue novio de Mónica en Friends, pero también es director de cintas de acción (Iron Man y Iron Man 2) y un foodie de hueso colorado. Por eso en Chef, la película que estrenó el año pasado, cuenta con Sofia Vergara, Robert Downey Junior, John Leguizamo, Dustin Hoffman y Scarlett Johansson (hace mucho que no la veía tan guapa, ustedes disculpen): un cast divertido, cool y con talento.

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Comer es sexy

Favreau es también el protagonista, un chef que está frustrado en la cocina de un restaurante de Los Ángeles porque no le dan libertad creativa para no sacrificar a la clientela. Antes conocido como una joven promesa, ahora no tan joven se enfrenta a uno de los bloggeros más reconocidos del mundo culinario: un crítico despiadado que no teme decir lo que piensa cuando prueba los platillos del chef y no le gustan. Su reseña en línea es inmisericorde, y al poco tiempo todos hablan del cocinero en Twitter, aunque él todavía no tiene una cuenta.

Su hijo, un niño de 10 años de esos que ya saben cómo se usa todo con la misma naturalidad con la que te puedes subir a cualquier tipo de bicicleta una vez que aprendes con la tuya, le crea su cuenta en Twitter y lee todo lo que tienen qué decir de él. Al ver todo el alboroto, envía un tuit al crítico que piensa es privado. Error de principiante que paga con cientos de retuits y una pelea en menos de 140 caracteres que se traduce en otra visita del crítico, otro impedimento para que el chef cocine algo más arriesgado y el inminente encontronazo entre ambos personajes.

Cuando el cocinero le reclama al crítico la manera en que descalifica el trabajo de otros, tiene algo de razón. Lo que ve sobre la mesa es el trabajo de horas de un estaf dedicado a dar lo mejor que tiene. Y él simplemente lo descarta porque lo único que tuvo que hacer fue sentarse ahí. Ni siquiera lo está pagando, pues el dueño del restaurante le regala también una botella de vino con tal de tenerlo contento. Me recuerda a los tuitstars y lo que creen merecer sólo porque tienen miles de seguidores -por decir chistes de tetas o hablar mal de Enrique Peña Nieto. ¿Hay algo más fácil en este mundo que ganarse la simpatía de muchos por hablar mierda del que todos hablan mierda?-. Ángel Buendía tiene una buena reflexión al respecto.

Regreso al camino: alguien graba los reclamos del chef, los sube a YouTube y la fama llega, quizá no de la mejor manera. Para entonces, él ya renunció a su trabajo y quiere empezar de nuevo, y lo hará con un foodtruck.

Aquí el genio no es el cocinero que regresa a sus raíces cubanas y prepara los sándwiches más grasosos y más deliciosos -o al menos así se ven- del mundo en un camión que recorre Estados Unidos de costa a costa, ni la publicista que le sugiere explotar los miles de seguidores que ya tiene para anunciar marcas. El verdadero héroe es el hijo del cocinero, quien se encarga de manejar las redes sociales de su padre (léase: Twitter) y le ayuda a incursionar en Vine.

Y he aquí la gran lección: ya que la primera prueba de El Jefe -así se llama el foodtruck del protagonista- está en el camino, Twitter funciona de manera ideal para informar a sus seguidores acerca de su localización, nuevos platillos y siguiente destino. A través de esa plataforma el chef se convierte en trend topic y gana, todavía, más notoriedad. Eso, y los videos de 6 segundos que hace su hijo, ayudan a que cuando regrese a Los Ángeles, no tenga que buscar clientes, sino que ellos ya los estén esperando.

Para este negocio -El Jefe-, Twitter y Vine fueron los ideales. No tenía blog, no se habla de Facebook, Instagram ni Snapchat. Y no los necesita. Por supuesto, para englobar lo ideal de un negocio, servicio o empresa que se anuncia en redes sociales, la comida del cocinero tiene éxito porque, admitiendo que el momento cuando comienza su nuevo proyecto es ideal por la atención que goza, no sólo tuvo un buen equipo de estrategia digital -su hijo- o un buen equipo de atención al cliente -uno de sus compañeros del restaurante y su ex esposa-, su producto era digno de toda la promoción gratis que se le hizo, y de la misma manera que sus compradores agradecían la comida, recibían el feed de fotos, videos y actualizaciones de estado que mostraron los momentos íntimos, de creación y pura diversión de todos detrás del caminón de El Jefe.

Así debería funcionar.

Sin embargo, muchos conocemos los “pero…” de estas historias.

Por ejemplo:  hay quien todavía ve las las redes sociales como “publicidad gratis” -de gratis no tienen nada, grábenselo- y las operan con la misma lógica que un póster que sólo anuncia, no propone y tampoco invita a nada.  ¿Cuántos conocemos que han dicho “Mi estrategia, este año, será brindar un buen servicio, no hacer tantas campañas para aumentar mis ventas”? ¿Cuántas veces un cliente le dirá a su community manager “Haz un post del vestido ese de los dos colores, para que nos vean”, aunque se trate de una marca de crema contra hongos en la piel? Y, hablando de ejemplos más cercanos, ¿cuántos no demeritan el trabajo de un “simple” community manager -“Yo sí estudié”, dicen ufanos, porque eso es lo que vale en la gente y nada más, los estudios, villanos- cuando es este personaje el que puede dar o despojar todo valor a tu presencia en redes y después a tu marca por no atender las interacciones de manera correcta?

¿Conclusiones? Tanto en Atención al cliente como en Chef conocemos un poco del lado B. No todas las quejas son legítimas, no todos los precios son injustos, no todos los clientes tienen la razón. Se debería encontrar la manera de hacerlo evidente y admitir que, aunque marcas, detrás de todo hay lo mismo que al frente: personas.  Y por otro lado, si el cocinero hubiera tenido una cocina sucia, o servido sándwiches con cabellos, la gente se lo hubiera recriminado con todo el derecho.

Recordemos que una marca o empresa se debe a sus clientes. El compromiso con ellos debe trascender a la venta, ya no hay espacio para aquellos que miran con soberbia y condescendencia a sus compradores mientras le entregan un papelito para que esperen su turno. Así como todos somos peatones en algún momento del día, también somos consumidores. No olvidemos eso. Al final, es la misma filosofía para todo: hazle a los demás lo que quieras que te hagan. Y por eso, se parece tanto al amor.

Seguro ustedes tienen más asegunes para contar. ¿Se animan a compartirlos?

Abril Ambriz

Twitter: ladyprovolone

Instagram: ladyprovolone

Tumblr: ladyprovolone

25 febrero, 2015 - No Comments!

Stay chido!

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Ilustración de Tito

Yo critico, tú criticas, el critica, nosotros… también

¿Cuántas veces al día criticamos algo? Yo llevo como unas 15 y apenas son las 10:04 am. Ahora, de todas esas que haces al día, ¿cuántas realmente crees que las haces de manera correcta? Y, aún más: ¿en qué te basas para dar una crítica?

Y es que es fácil emitir una, malentenderla y descalificarla; incluso sucede lo mismo cuando un creativo, artista, diseñador, fotógrafo o cualquier persona piensa que muchos likes lo vuelven maestro, crítico especializado y hasta rockstar.

Pero no hay que confundirnos. Sin importar si es una red social o páginas especializadas, tener un like o muchos no dicta ni evalúa si el proyecto fue creado bajo un buen proceso creativo, una metodología de diseño y mucho menos su efectividad ante un escenario real entre cliente, creativo y consumidor.

En la tan desfarotunada era del template, de seguir más que proponer, de copiar más que pensar, hay mucho que criticar.

Pero antes de hacerlo es importante distinguir las buenas de las malas críticas; o las objetivas y útiles, de las egocéntricas y por compromiso.

Una mala crítica muchas veces va acompañada de plabras como, “está chido”, “¡ah, qué perro!”, “óóórale”, “chingón”, “me late”, “ájalas”, “está padre”, entre otras.  Y en las buenas, habitualmente se escucha: “a mi parecer”, “en mi experiencia”, “me remite a”, “me comunica esto o aquello”, “entiendo que…”, “sugiero”, “cumple con”, por mencionar algunas.

Ajá, sí, seguramente estás recordando infinidad de críticas que te han llovido, y quizá estás tratando de clasificarlas y valorar a aquellas personas que te han compartido alguna, y una de dos: o los respetas, o los has mandado a la fregada.

Es momento de aceptarlas y de mantenerte cerca de aquellas amistades que en ratos se vuelven maestros y, en contraparte, abstenerte de recibir o pedir críticas de los otros cuyas finalidades son totalmente triviales. Como quien dice, hay que saber a quién y en qué momento solicitarla.

Un buen juicio crítico, según Ezra Pound, “no limita ni prohíbe, sólo proporciona puntos de partida”. Con esto podemos decir que no se trata de criticar basados en la experiencia y gustos personales.

Enlistaré algunos de los puntos que me parece importante establecer antes de emitir una crítica en el ámbito creativo:

  • Escucha e infórmate. En caso de ser necesario, deja que el autor explique y contextualice su obra.
  • Evita horarios cercanos a la comida o al descanso.
  • Conoce los objetivos y el brief.
  • Invita a los críticos. Entre más puntos de vista obtengas, mejor será  la retroalimentación para el proyecto.
  • Establece parámetros para medir la efectividad.
  • Examina profunda y objetivamente.
  • Habla en primera persona y modula tu tono de voz, de tal manera que tus comentarios sean en buena onda.
  • Concéntrate en las oportunidades, no en los errores.
  • Concede el derecho de réplica.
  • Reconoce el esfuerzo del autor.
  • No olvidemos que en un ambiente fuera del trabajo sólo podemos emitir una crítica siempre y cuando nos lo pidan o pidamos permiso.

////ADVERTENCIA////

Prevaleciendo el respeto, toda buena crítica a veces puede llegar a incomodar, pero tomando en cuenta lo dicho en este artículo podemos asegurar que nos ayuda a equivocarnos menos y nos enseña más en todos los sentidos.

Entonces revaloremos la crítica constructiva como un proceso evolutivo y de aprendizaje para nuestras profesiones y la innovación que la misma implica.

¿Ustedes critican?

Tito

Instagram: titorama

Tumblr: brandingdong.tumblr.com

18 febrero, 2015 - No Comments!

Somos Buenas Ondas

De veintes y treintas

En una época tan triste para la publicidad radiofónica, llena de precampañas políticas -unas peores y otras terribles- me parece que este es el mejor momento para hablar sobre spots de radio.

Escribir guiones es, posiblemente quizá, una de las cosas que más disfruto como copy. Desde bocetar o maquetar las primeras ideas, hasta elegir los últimos efectos.

Hay varios formatos “baratos” para salir del paso  y decir de una forma “creativa” todo lo que necesitas comunicar.

Me explico:

Imaginemos que es el lanzamiento de unas papas con sabor a menudo* para el mercado juvenil.

¿Cuál es la fórmula barata?:  ¡una conversación!

JOVEN1

Oye ¿qué comes?

JOVEN2

Son las nuevas papas con sabor a menudo

JOVEN1

¡Órale! ¿Están buenas?

JOVEN2  [hablando con la boca llena]

¡Sí! Están buenísimas

JOVEN1

A ver dame una

FX: Sonido de que muerde una papa

JOVEN1

¡¡¡No manches están buenísimas!!!

JOVEN2

Bueno ya me voy, ¡antes de que te las acabes!

[risas]

LOCUTOR

Nuevas papas sabor a menudo. Pídelas en tu tiendita.

Con esta fórmula podemos anunciar lo que sea: productos, servicios, programas de gobierno, etcétera.

Es siempre una plática casual en donde uno no sabe y el otro no, y así se dicen toda la información, aderezada con frases joviales como “¡No manches!”, “¡Te pasas! ,¿te cae?”, “¡Órale!, ¡así no me llevo!”.

Otro estilo es el MEGA locutor o anchorman, que bien logrado puede ser muy emocionante, pero existe un fenómeno natural: mientras más lejos de una capital, más efectos de sonido.

Hagamos un ejercicio.

Tomen un vaso o taza, colóquenlo en su boca tapándola completamente. Digan con voz de tráiler de cine: “PORQUE TÚ LO PEDISTE, LLEGÓ LO ÚLTIMO PARA ALTERAR TUS SENTIDOS”

En este tipo de spots, es común hablar de “expectativa”, “lo que nunca antes”, “tus sentidos”, “tu mente”, “cambiar para siempre”.

Además de formatos, están las” intenciones irrealizables” como Los Megachavos (“Y tú, ¿qué onda?, ¿ya vas a whatsapear con tus compas?”), Los Testimoniales Honestos (“Antes hacía 3 horas a mi trabajo, y gracias al gobierno federal, ahora llego en putiza”), y muchas otras:  La Entrevista Falsa, La Fresa, El Ranchero, El Chilango; también existen los spots de temporada, que le ponen voz a Santa Claus o a los Reyes Magos.

Para no caer en el clásico criticón de publicidad que habla y habla y no hace nada, les comparto un spot que hicimos para Sirloin Stockade.

Me gusta mucho el resultado final, porque en el grueso del spot no se habla ni de la oferta ni del lugar en sí. Se trata de un un problema que la marca resuelve, y el guiño creativo está en la intención del locutor:

[soundcloud url="https://api.soundcloud.com/tracks/165169208"]

*YuJo! Creatividad Aplicada y sus empresas hermanas son propietarias intelectuales de las papas sabor menudo y todos sus productos derivados, como refrescos de cola, pastelillos y pastas de dientes. N. de la E.

Jorge “Yuca” Ávila

Twitter: @yucaavila

Tumblr: Qué onda tan buena!

12 febrero, 2015 - No Comments!

Instantáneas

La pasión contra el negocio y elcliente contra la creatividad: 3 mapas de posicionamiento sorprendentemente reveladores

En
las agencias, como en la vida, hay de chile, mole y pozole. Personas y equipos
creativos existen de todas formas, colores y sabores. Ni todas las agencias son
para cualquier cliente, ni todos los clientes le convienen a cualquier agencia.

Además
de trabajar en YuJo! Creatividad Aplicada®, hace algunos años que colaboro como
profesor de asignatura en el ITESO. Este semestre me invitaron a dar el curso
Innovación en las Prácticas de Comunicación para un grupo de la Licenciatura en
Comunicación Estratégica y Publicidad, así que una de las primeras actividades
que realizamos fue revisar el panorama de los equipos, estudios y agencias más
destacadas de México.

Para
fines prácticos dividimos aquellos cuyo trabajo nos pareció más interesante de
acuerdo a su ciudad de origen (México, Guadalajara y Monterrey). Algunas son
agencias publicitarias tradicionales, otros son estudios especializados en
identidad de marca, también hay equipos dedicados al diseño industrial e
incluso freelancers.

Después
de conocer muestras del trabajo de cada uno, el grupo votó y discutió hasta
ubicar a cada actor en un lugar de 3 mapas de posicionamiento que permiten
comparar perfiles y llegar a interesantes conclusiones.

Por
obvias razones el ejercicio tiene un fuerte énfasis en Guadalajara y de ninguna
manera pretende abarcar a todos quienes hacen trabajo de calidad (se quedaron
fuera equipos como YY de Chihuahua, ilustradores como Mr. Kone en la Ciudad de
México y GolpeAvisa en Cancún; exponentes del diseño industrial como Cadena y
Asociados, Héctor Hesrawe, Emiliano Godoy y tantas otras personas, que fue
necesario quedarnos con los más mencionados).

1 Pasión VS Negocio / Joven VS Vieja

A
algunos equipos los mueve la pasión y a otros el negocio. Veamos
cómo se agrupan unos y otros si cruzamos este criterio con la edad:

image

Entre los actores más mencionados de
Guadalajara, encontramos más equipos jóvenes que viejos.
Esto puede estar
relacionado con la edad promedio del grupo (21 años), o bien podría indicar que
son pocos los equipos que trabajan en estas industrias creativas que sobreviven
al paso del tiempo.

Los actores jóvenes parecen estar
más impulsados por la pasión, mientras que los viejos parecerían moverse a
partir del negocio
. Es importante mencionar que el grupo identificó algunos
actores viejos orientados al negocio que nacieron de la pasión por la
profesión, pero se infiere que en algún momento se vieron obligados a ajustar
su estrategia.

2 Especializada VS General / Cliente
VS Creatividad

Hay
equipos que toman proyectos de varias disciplinas, otros sólo se dedican a una
actividad. Algunos
actores viven para los festivales y los premios, mientras que otros apuestan por
la satisfacción del cliente:

image

Prácticamente no hay equipos que
privilegien la creatividad y que trabajen para complacer al cliente.
Parecería que a mayor
grado de especialización, se encuentra más libertad creativa. La gran mayoría
de los equipos en esta categoría son pequeños (entre 1 y 10 personas).

Muchos actores con un enfoque general
tienen una orientación al negocio.

8 de las 9 de organizaciones que el grupo identificó como orientas al
negocio tienen un enfoque general, lo que podría interpretarse como una clara
apertura a ‘todos los proyectos de cualquier cliente’.

3 Global VS Local / Análoga VS
Digital

Algunos
equipos atienden a clientes globales de alcance nacional mientras que otros se
quedan con los locales. La comunicación digital ha
tomado un papel preponderante, pero pocos de nuestros servicios aprovechan las
oportunidades que ésta presenta:

image

A pesar ser el cuadrante con más
oportunidades, hay muy pocos equipos de alcance global genuinamente digitales.
Muchos de los actores
siguen trabajando con los clientes que alcanzan a ver desde la ventana y la
mayoría seguimos sin entender por completo cómo capitalizar la digitalización
que el mercado ya vive.

Hay suficientes equipos locales con
énfasis en lo análogo.
Una opción es elevar la calidad del trabajo hasta volverlo
valioso a nivel global. Otra es moverse hacia lo digital. Se habla mucho de lo
canibalizados que se han vuelto los pitches,
la razón podría ser que somos demasiados peleándonos el mismo pedazo del
pastel.

Finalmente

Sería
interesante conocer datos como la rentabilidad de cada tipo de organización, el
grado de satisfacción de sus colaboradores y la flexibilidad de cada una para
adaptarse al cambio.

Al
final de cuentas, el posicionamiento de cada actor es una interpretación que el
grupo del curso que imparto hizo a partir de la información disponible y el
resultado no es conclusivo, pero permite identificar algunas tendencias e
imaginar cómo moldear nuestro trabajo en función de lo que más nos motiva.

Desde
mi perspectiva no es mejor un equipo grande que uno pequeño; un cliente
trasnacional que el cliente que está naciendo; especializarse o mantenerse
general. En mi opinión hay clientes para cada tipo de organización, cada equipo
debe perfilarse de acuerdo a sus propias aspiraciones y lo que cada uno
considera que será más útil en el futuro.

El ejercicio puede continuarse
con nuevos mapas de posicionamiento y tantos otros actores que en esta ocasión
no fueron considerados. ¿Ustedes qué otros criterios usarían para refinar esta
clasificación?, ¿qué otros actores incluirían?, ¿qué tipo de organización
buscan ser?

Joel Gutiérrez

Twitter: @thewowisnow

Instagram: thewowisnow

4 febrero, 2015 - No Comments!

Ni idea

Mi rareza

Recientemente, mis compañeros de YuJo! comenzaron una lista de cosas que no me gusta comer, afirmando que son muchas y que es muy raro que no las incluya entre mis favoritos, que son cosas que nadie les pone pero. 

En realidad hay más cosas que no me gustan como el apio, la papaya, las aceitunas, entre otras.

¿Ustedes qué piensan? ¿Sí seré muy rara?

"¡¿A QUIÉN no le gusta el tocino?!", preguntaron todos, al mismo tiempo.

Marifer Rodríguez

Twitter: @MariferdzArias

Instagram: @maferdzarias

Facebook: /Marifer RA de CV

28 enero, 2015 - No Comments!

Palabrerías

Naming vs. Chu

¡Ah, la importancia de un nombre! A veces subestimamos lo necesario que es porque ahí está: las cosas por su nombre. No podemos decirle bebé a un bebé por siempre, en algún punto sus papás le pondrán algo terrible como Gwendolyn (si vieron la de  A million ways to die in the West entenderán de lo que hablo). A una relación le conviene llevar nombre, si no luego ahí anda uno llorando que todo salió mal porque ni ustedes sabían qué eran (#TrueStory). Y así, la lista de todas las cosas con nombre que importan sin que nos demos cuenta, sigue.

¿Qué tiene de difícil un nombre? En teoría suena fácil, pero no se engañen, amigos, no lo es tanto.

Mi primer enfrentamiento oficial con el naming fue saber cómo ponerle a uno de mis perros: ¿Truffaut, porque su felpudo padre tenía una nariz muy grande a la cual se le dice trufa, o Toulouse como el gatito gordo de Los Aristogatos, no como Toulouse Lautrec? Truffaut prevaleció, y fue un triunfo porque él está igual o más narizón que su padre.

Naming 0 -  I Chu

Pero atinarle a un nombre no pasa todos los días y es lo mismo cuando estás tratando de nombrar a una marca: no sólo es encontrar una palabra que suene bien o que sea fácil de decir al leerla, sino que tiene que ir de acuerdo con lo que es y cree la marca. Debe ser original, nunca puede ser excesivamente obvia y así sus características continúan.

Cuando ves un nombre que encaja perfecto con la marca dices “¡Uh, pues claro que se tenía que llamar así, qué nombre tan más obvio!”, pero detrás de lo que para ti parece “obvio” hubo días de trabajo, investigación en diccionarios, intento de creación de palabras que muchas veces no tienen sentido (u_u), experimentos para sonar sofisticados y realmente sólo hacer que suene como el balbuceo de un bebé. En fin, trabajo, mucho trabajo.

Hasta el momento cuando me dicen en YuJo! que tengo que hacer un nombre me da un micro infarto, me emociono como chihuahua cuando ve a su dueño y me angustio al recordar los namings fallidos que he tenido en mi corto paso por aquí (Hausent, aún te recuerdo *snif*) pero me gusta, y mucho, porque da la oportunidad de hacer algo nuevo, ser creativo y de darle una identidad a algo.

Naming ∞-I Chu 

Ojalá y un día el marcador se nivele y el Naming me deje de dar una paliza milenaria. 

Como diría Pat Benatar: “naming is a battlefield”

Alejandra “Chumy” Sevilla Macip

Instagram: @chusevilla

Pinterest: /mishuu

21 enero, 2015 - No Comments!

Columnam

Le malattie di “La Chuchis”

Un día dije que me quería ver por dentro y se cumplió.

No se si fue voodoo, estrés, mala suerte o hipocondría, pero entre que el 2014 terminaba y empezaba el 2015 tuve una rachita, como diría mi tía, mala-mala entre fascitis plantares, gripa, voz de Paulina Rubio, múltiples intoxicaciones y para cerrar con Broche de Oro, piedritas o algo en los riñones.

Pero dicen que todo pasa por algo y gracias a eso mi sueño se cumplió y me pude ver por dentro en varias radiografías, ultrasonidos y chorritos de sangre.

Pero ya estoy bien 🙂 y ¡es lo que cuenta! 

Fiel representación anatómica de Aída Morales, por Aída Morales

Aída Morales

Instagram: momidaar

Pinterest: Aída Morales

14 enero, 2015 - No Comments!

Se parece tanto al amor

A él [cliente] no le gustas tanto o de Cómo aprender a decir adiós

No es secreto: todas las relaciones -todas, dije- se pueden medir con la misma vara. Aunque los fines sean distintos (hacer un negocio, tener hijos, comprar un café, asegurar tu auto y otros etcétera), cuando se hace la propuesta de algún tipo de colaboración sufrimos las distintas etapas que también experimentamos en una relación amorosa. Es cliché, es gastado, es hasta inmoral de tan ordinario. Pero así es, también cuando trabajas con un cliente.

Todos tenemos una lista ideal de clientes. Una cartita a Santa Claus que se puede parecer a la de tu hermana, la cursi:

  1. Un cliente que no tenga miedo de un compromiso (es decir: que pague antes para poder producir)
  2. Un cliente que encuentre en ti lo necesario para crecer
  3. Y, por lo tanto, que tú también crezcas
  4. Un cliente que quiera estar a tu lado en las buenas y en las malas
  5. Un cliente que vea en ti todo lo que necesita
  6. Un cliente que, aunque no comparta todos tus gustos, sí los respete
  7. Un cliente que sea divertido, arriesgado, temerario

 

Sin embargo, como en el amor, toda expectativa debe encontrarse con una dosis de realidad. No se pueden tener todos los elementos, al menos no con el primer prospecto, y poco a poco nos damos cuenta de que lo que nos imaginamos que sería una relación de ensueño, se desmorona paso a paso.

Lo más importante para mantener una buena relación, siempre será la confianza y la comunicación. Si ustedes creen que lo más frustrante es cuando tu novia te dice “No sé, elige tú” cuando le preguntas a dónde quiere ir a cenar, no se han topado con un “No sé lo que quiero, pero eso que me presentaste no es” de un cliente. O tampoco han sabido lo que es un corazón roto si, cuando te presentas con una nueva idea para hablar de helado de una manera divertida, la negativa se acompaña con un “Nosotros no somos payasos”.

 *sad face*

Es verdad que trabajo es trabajo. Que no todos los clientes son perfectos. Que uno también se equivoca, y feo, y que hay que admitir los errores. Que cada tope con pared es un aprendizaje.

Pero tampoco vamos a negar que llega un momento en que haces un recuento de los daños y te das cuenta de que no hubo propuesta que gustara, pago que ayudara, material del que te sintieras orgulloso. Y del otro lado, peor: no te respetan, no te presumen, no te aprecian, y aun así no te sueltan -o sea: ¿qué pedo?-.

Alguien tiene que dar el primer gran paso, respirar profundo y decir: “Tenemos que hablar”. 

¿Quién iba a pensar que trabajar para una marca de asesoría financiera sería más divertido y enriquecedor que una que, digamos, hace helados?

No estaba predestinado, pues.

Se parece tanto al amor…

 

Se la recomiendo a todos los compas que creen encontrar al Cliente Perfecto con cada nuevo proyecto.

Abril Ambriz Posas

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