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2 agosto, 2018 - No Comments!

Somos buenas ondas | Yuca, el ñoño

Seguramente era 1992 o ¿1993? Medio día, un verano más en casa de mis abuelos, en Jardín Balbuena, CDMX.

La oferta televisiva era tan mala, que daba igual que sólo tuvieran un aparato para seis miembros de la familia: nadie peleaba por él. Mis papás estaban en Mérida disfrutando tener a sus hijos, de once y nueve años, a más de mil kilómetros de distancia; la abuela cocinaba algún capricho; el abuelo, en su peluquería; mis tíos estudiando o trabajando, y los pequeños hermanos Ávila tan aburridos como si supiéramos que todavía faltaban siete años para que nos pusieran internet en la casa.

Enfadado de ver infomerciales, y sin ganas de ir al parque, me puse a husmear fotos viejas y revistas en un mueble, entre libros de las carreras que estudiaron mi mamá y mis tíos, de medicina, química, odontología, administración. Recuerdo perfecto cuando vi ¡Extra! Contenido: México de carne y hueso, La época de esplendor.  La portada era una ilustración a color de unos voladores de Papantla, y lo primero que vi al abrirla fue un óleo antiguo de una guerra, bastante sangriento. Me atrapó.

Comí leyendo esa revista y mi abuelo me enseñó que tenía guardadas varias más: “Cortés vs Moctezuma”, “ Cortés vs Cuahutémoc”,  “Criollos vs Gachupines”, “El Santanismo”, “El Maderismo”, “El Carrancismo”,  “Los años recientes” (con Echeverría y Díaz Ordaz en la portada, jaja), y los devoré también.

 

Ese verano, y algunos que le siguieron, me obsesioné con la historia. Fui a muchos museos, especialmente el de antropología. Me voló el cerebro cuando mi abuelo me dijo que los gigantes de Tula eran realmente astronautas, y en la escuela me sabía cada dato y anécdota sin abrir el libro. Me parecían fascinantes las anécdotas de dioses, traiciones, conquistas, asesinatos, sangre y misterio con un poco ciencia ficción, alimentada en gran parte por mi abuelo, que no dudó en regalarme su colección de revistas.

No sé si fue la muerte de mi abuelo pocos años después, el pésimo maestro de historia en la secundaria —que hizo de un Game of Thrones en potencia un canal del congreso—, o la maldita y horrible pubertad, pero perdí esa pasión por la historia.

Las revistas se desintegraron entre mudanzas de ciudad, casa, termitas e independencia. Me quedé con muchos datos que suelo aportar cuando se habla de historia, un gusto extraño por hojear publicaciones viejas y disfrutar los anuncios de cosas que ya no venden y, sobre todo, un gran recuerdo de cuando devoré una colección de revistas en un verano, como si fuera una serie de Netflix.

 

Yuca Ávila

Twitter: @yucaavila

Instagram: @yucaavila

17 mayo, 2018 - No Comments!

Especialidad, brother | Pare de sufrir

Buenas tardes, ¿cómo le puedo ayudar hoy? ¿Se peleó con todos sus amigos por defender/atacar a Ya Sabe Quién? ¡No me diga!, bueno, es muy común en está época. ¿La ola de inseguridad primero le tocó los pies y ahora amenaza con arrastrarlo mar adentro? No tema, todos estamos igual. ¿La edad adulta no es lo que se esperaba? Claro, pero a fin de cuentas tener un ideal es el caldo de cultivo perfecto para una meta no cumplida. ¿Cierto?

No se preocupe, su cuadro sintomático es propio de ese padecimiento que afecta a los llamados millennials. Por fortuna, existe un tratamiento que no tiene ningún respaldo científico pero de alguna forma lo hará sentir mejor —casi como la homeopatía. Nada más siga estas simples receta. No doy factura.

Advertencia: puede que sea alérgico a alguno de los siguientes componentes.

 

Gustavo Ramírez

Para solicitar recetas personalizadas y de drogas restringidas: gustavo@yujo.com.mx

19 octubre, 2017 - No Comments!

Mirador | Boli

Soy el bolígrafo de los sueños de cada escritor, de todos, desde Cervantes —aunque no me conociera cuando estaba dentro de una prisión— hasta Vila Matas, pasando por Cortázar y Neruda.

 

Mi historia es curiosa, porque en realidad soy un bolígrafo común y corriente, de esos que muerdes y que reposas en la oreja; de los que se quedan sin tapa y no encuentras en la mochila. Aunque en realidad me gusta más estar en el bolsillo, preferiblemente boca abajo, por eso de que la gravedad ayuda a que la tinta baje y ya no tienen que hacerme molinillo violentamente.

 

Soy un bolígrafo común y corriente. Tengo tinta y hago lo que la mano me diga. Si dice que escriba, escribo; si dice que dibuje, lo hago, y no me sale nada mal.

Por ejemplo

Pero creo que soy más de escribir, garabatear firmas o flores en las servilletas.

 

Lo que me hace especial, si se me permite regalarme el atributo, es que puedo hacer que la gente pueda escribir. No sé muy bien cómo funciona, sólo sé que de alguna manera ayudo a que encuentren las palabras que quieren usar.

 

Por ejemplo, trabajé con Miguel Hernández para uno de sus poemas que termina así:

 

Sigue, pues, sigue cuchillo,

volando, hiriendo. Algún día

se pondrá el tiempo amarillo

sobre mi fotografía.*

 

Escribir conmigo sólo tiene una tara, es algo insignificante y quien me diseñó creyó que era justo: las personas que trabajan conmigo tienen que hacerlo de noche. Algunas toman café para aguantar, otras no. Después de algún tiempo no me necesitan más, escriben como quieren y yo puedo pasar a otras manos, todo empieza de nuevo.

David Moreno

 

Twitter: @dmorenoc_

Instagram: @dmorenoc_

 

*N. de la E. Fragmento de "Un carnívoro cuchillo", de El rayo que no cesa.

12 octubre, 2017 - No Comments!

Por favor y gracias | Bomberazo No.2

Full disclosure: es la segunda vez que me toca escribir en el blog y la segunda vez que lo olvido y tengo que sacar el bombero al último instante.

Creo que realmente esto de elegir un tema para escribir algo me agobia un poco, y esto de dejarlo al final hace que instintivamente el tema surja como por instinto.

La nota anterior les hablé de la música que he estado escuchando mucho últimamente, y pues me parece que en esta ocasión seguiré por el mismo rumbo y hablaré de algo que ocupa mi tiempo libre igual que la música: libros.

Les voy a platicar acerca de los libros que he estado leyendo a últimas fechas:

1. El universo en tu mano, Christophe Galfard. Editado por Blackie Books.

Este libro está in-cre-í-ble. Dentro de mí habita un gran ñoño, que está fascinado los últimos años con la física —tan fascinado como puedo estar con algo que es extremadamente complejo y difícil de entender— y este libro es como una introducción muy básica a las partes esenciales de la física y lo que compone y hace funcionar a nuestra realidad y universo. Está escrito de manera muy pedagógica, divertida y con ejemplos muy fáciles de entender, por Christophe Galfard, quien aparentemente ha sido compañero de investigación de Stephen Hawking.

2. Robert Oppenheimer: A Life Inside the Center, por Ray Monk. Editado por Doubleday.

Más ñoñería. Esta es una biografía sobre el físico americano de origen judío Robert Oppenheimer. Estaba muy loco. Estaba muy acomplejado. Fue parte del Proyecto Manhattan que permitió la creación de la bomba nuclear. El buen Robert fue parte central de este estudio en el cual participó con muchísima investigación y mucho, mucho trabajo. Muy interesante —y triste— su vida. Te permite observar cómo la necesidad de aceptación y los complejos también pueden servir como motor de superación. Aunque quizás no lleguen a un puerto demasiado bueno los resultados, si nos basamos en el ejemplo de él propiamente.

3. Ultraviolencia, Miguel Noguera. Editado por Blackie Books.

Este aún lo sigo leyendo. Desde su formato, el libro me encantó. Aunque para ser totalmente franco, desde el título me atrapó sin tener idea del formato o contenidos. No sé cuál sería la forma más certera de describirlo no es un cómic, no es una novela gráfica, no es un libro ilustrado— lo que sí es: una serie de ideas, conceptos o compilación de mamarrachadas, la gran mayoría acompañadas de un pequeño garabato ilustrativo. Parece que alguien de mis amigos cercanos se dio a la tarea de compilar las tonterías de las que hablamos ya happys o un poquito pachecos. Es absurdo tras absurdo. Hasta que las cosas son tan absurdas que logras encontrar algo profundo y significativo en ellas. ¿Eso tiene sentido?

Este libro lo he estado leyendo usualmente en las noches antes de ir a la cama y es una gran manera de irse a dormir feliz. Establece ideas tan, pero tan ridículas, y aparentemente imposibles e ilógicas, que me han sacado en más de una ocasión carcajadas enormes.

4. Modern Romance, Aziz Anzari. Editado por Penguin.

Empecemos por decir que de tantos y tantos comediantes que he idolatrado a lo largo de mi vida (saludos, Tina Fey <3, Louis C.K., Jerry Seinfeld, Richard Pryor, Will Ferrell, George Carlin, etc.) es el único del que he leído un libro (si exceptuamos el que leí de Woody Allen, porque pues quién sabe qué tan comediante sea o no). Este muchacho Aziz, desde Parks & Recreation ya me botaba de risa, sus stand-ups, aunque un poco muy gringotes, también me daban risa, pero con Master of None me ha hablado directamente como muchos otros no lo habían hecho. Tan así fue, que después de la magistral última temporada *sigh Franchesca* no tuve otra alternativa que comprar este libro de inmediato. Con su estilo desenfadado y millennial, pero sobre todo con su claridad de criterio y mordaz crítica, hace un análisis del siempre presente romance en nuestras vidas, todo a través del mundo cínico, digital e inmediato que hemos construido para nuestra generación. Aún voy a medias, pero sí lo recomiendo.

Es todo, nos leemos a la próxima entrega en donde seguramente les hablaré sobre las pelis que he visto recientemente a falta de que se me ocurra otra cosa y prevenga mi turno para escribir.

¡Ah, como post data y antes que lo olvide! Cualquier cosa que compren de Blackie Books es una garantía. Soy extremadamente fan.

 

Beto López

Instagram: tipobe

Facebook: betoloptri

17 mayo, 2017 - No Comments!

Anuma | El futuro es hoy

Desde que leí Crónicas Marcianas en mi adolescencia, me ha intrigado muchísimo lo relacionado con la vida extraterrestre y la ciencia ficción. Recuerdo cómo me fascinó imaginar que había personas como nosotros en otro planeta. Desde hace ya un tiempo, me he encontrado con muchas notas relacionadas con la inteligencia artificial. Quisiera describirles lo mucho que me emociona leer sobre robots y cómo nos estamos acercando cada vez más a ese mundo que hace 15 años se veía mucho más lejano. Y digo quisiera, porque no encuentro las palabras para expresar este sentimiento. Tal vez suena exagerado, pero de verdad, me encanta.

Les mencionaré algunos de los temas que más me entretienen:

La expedición a Marte del 2030

Ni siquiera puedo imaginar lo que deben sentir los astronautas que se están preparando para esa misión. Entrenar durante 15 años para hacer un viaje sin retorno. Tendrán que vivir bajo espacios que simulan el ambiente del planeta rojo por meses, viajar a la Luna y permanecer en su órbita durante un año. Qué increíble. Como dato curioso, hay un joven mexicano estudiante de la UNAM que será parte de este equipo.

 

Robots

Cada vez los hacen más parecidos a los humanos, y esos me dan escalofríos. Prefiero los robots como Asimo de Honda, que le dan la bienvenida a los reyes de España, por ejemplo. Desde el hotel japonés atendido por robots, los coches autómatas, robots entrenados para ser dentistas, hasta los videos del canal de Youtube de Boston Dynamics, me hacen creer que sí podríamos llegar a ser dominados por las máquinas como en Terminator. No puedo evitar sentirme un poquito mal al ver los videos de esas pruebas donde provocan que los robots se caigan. Ya sé que es parte del proceso para perfeccionarlos, pero sólo me imagino cómo, en algún momento, se van a acordar de ese maltrato y se van a vengar. Ya estamos tan avanzados en este tema, que se empieza a discutir incluso si los robots deben pagar impuestos o no. Y es que ha habido últimamente una gran especulación sobre si le quitarán el trabajo a los humanos, pero dicen los expertos que sería todo lo contrario: automatizar procesos generaría más empleos.

 

Machine Learning y Data Science

Me parece sorprendente todo lo que se está mejorando y creando con el “aprendizaje automático”, los datos y la inteligencia artificial. Las canciones que te sugiere Spotify, las películas y series que te recomienda Netflix, que puedas chatear con un bot y te responda tus dudas sin necesidad de llamar a un centro atención, que Google sepa qué cosas te pueden gustar y que hasta adivine lo que dibujas me parece fascinante. Todo lo que hay detrás de estos procesos para hacer que las máquinas aprendan es súper complejo, dependiendo del área de trabajo, pero, por ejemplo, para enseñarle a un chatbot a responder, tienen que enseñarle todo sobre lingüística y gramática. Son, por mucho, más inteligentes que algunos de nosotros (si les estoy diciendo que van a ser como Skynet es porque van a ser como Skynet).
Desearía que las matemáticas me apasionaran de la misma manera que me apasiona el diseño, para poder involucrarme mucho más que sólo leyendo artículos sobre estos temas. Estoy segura que en algún momento de mi vida lo podré hacer, ya sea ayudando a automatizar el diseño o utilizando alguna de estas herramientas de inteligencia artificial para el diseño. O tal vez algún día las máquinas me enseñen algo.

Khérmosos ojos, caray

 

Jeka

instagram: @jekaspita

14 diciembre, 2016 - No Comments!

Piña fresca | Pesimismo, por favor

Creo que a todos nos ha pasado tener grandes expectativas acerca de algo. El caso más común que me viene a la mente es cuando esperas una gran película. Estás merodeando por YouTube y te topas con un tráiler y su característica forma de ser presentado, algo así como el stand-up “Little tortilla boy” de Pablo Francisco que, cada que lo escucho, alegra mi vida, te convence de que será la mejor película del año. Tú convences a tus amigos, familia y así, sucesivamente.

Llega el gran día y, durante toda la película, esperas tanto encontrar la emocionante historia que, al salir los créditos, no puedes creer que haya sido una porquería. Me imagino que esto nos ha pasado más de una vez, y no sólo en el cine, sino en cualquier aspecto de nuestras vidas.

Hace tiempo guardé en mi carpeta de Me Gusta en Vimeo un video titulado “The wisdom of pessimism”, sin darle importancia más que al contenido visual, como referencia. Tiempo después lo volví a ver y entendí lo interesante y real que era el tema. A la tercera vez por fin me interesé por el origen de lo que estaba escuchando, y ahí descubrí a Alain de Botton.

 

Alain de Botton nació en Zurich, Suiza en 1969 y ahora reside en Londres, Inglaterra. Es un escritor que se destaca por tener una manera de escribir lírica y personal, que ha colocado a sus libros como bestsellers en 30 países, y también han sido considerados como “filosofía del día a día”.

El pesimismo es el eje de sus textos, y lo plantea como una solución para la felicidad. Una de sus ideas principales habla sobre el control que tienen los medios sobre nosotros, vendiéndonos “felicidad” que llena nuestras mentes de expectativas; mismas que nos llevan a consumir y esperar más cosas que generan más necesidades y sólo nos dejan un vacío que provoca desilusión, porque nunca alcanzamos lo anhelado y nos convence que terminará una vez que tengamos en nuestras manos otras cosas "increíbles".  Sin embargo, De Bottom nos invita a verlo de diferente manera: ¿acaso la tristeza es algo que deba curarse?, ¿algo que deba desaparecer por completo?

Por éste y muchos otros puntos, recomiendo echarle un vistazo a todo lo que tiene para compartirnos Alain de Botton. Tal vez en una mañana de vacaciones, en tu cama, con chocolate caliente y galletitas de la abuela. Al cabo que es Navidad y son épocas de disfrutar, sonreír y esperar de los demás, y de ti mismo, todo aquello que se supone nos hace felices.

¡Felices fiestas!

 

Andrea Odelap

Instagram: @andreaodelap

Vimeo: @andreaodelap 

P.D. Yo espero que alguien me regale alguno de sus libros, el que quiera, sin compromiso. ☺

29 junio, 2016 - No Comments!

Piña Fresca | Y llegó el invierno

Todo el mundo está súper obsesionado con Game of Thrones. Yo, la verdad, no creo que sea tan buena como dicen. En esta temporada se han dicho mucho cosas como “es el mejor capítulo de todos los capítulos que he visto hasta el momento” o “felicidad extrema por la resurrección de Jon Snow”. Justamente ese suceso (con el que se inauguró la sexta temporada) me hizo perder completo interés.

De inicio yo sólo sabía de GoT por un compañero que había leído los libros y en los tiempos libres nos contaba muchas cosas que aparentemente no salían en la serie. Me interesó tanto que hasta me aventé varios capítulos seguidos para ponerme al corriente. Poco después comencé a juntarme con varios amigos los domingos, preparábamos botanas y juntos disfrutábamos de un magnífico capítulo que nos dejaría impacientes por ver qué podría pasar después. Siempre había situaciones impredecibles, personajes que odiabas y vivían, otros que apostabas eran los buenos y morían, miles de historias por enlazar y muchísima fantasía que hasta ese momento me parecía aceptable.

Muchas veces he pensado en cuál es la razón por la cual ya no me gusta tanto GoT. Las primeras temporadas de verdad me encantaban. De hecho le eché un poco la culpa a los White Walkers, que según una amiga son “lo mejor de la serie”, pero para mí (y puede que me eche a muchos encima) los zombis son de lo más lame que existe: muertos vivientes que puedes volver a matar y manejan un ritmo torpe y pausado. Lamentablemente, poco a poco han ido teniendo mucho más protagonismo que otras cosas que me parecen más interesantes, pero si acaso es verdad que la batalla final sería contra ellos, mi decepción escalaría el Everest y se quedaría ahí congelada aceptando su destino.

Y lo que pasa es que todo lo que la hacía una serie sin igual se ha perdido desde la quinta temporada. Yo la esperaba con muchísimas ansias, como cualquier otro fan, pero vi dos capítulos y me aburrió tanto que la dejé de ver. Y según yo ni siquiera le daría oportunidad a la sexta temporada, porque gracias a que el Internet está plagado de una gran cantidad de información, conocida como spoiler, podía mantenerme al tanto de lo que pasaba sin necesidad de perder mi vida una hora frente a una pantalla, viendo aburridísimos capítulos.

Pese a mi desmotivación, mis amigos me convencieron de que nos reuniéramos de nuevo a ver la sexta. Y con un poco de esperanza me senté a ver lo que catalogo como la evidencia de que esa serie ya sólo estaba modificando todo al gusto y necesidades del espectador. Y es que cómo no revivir al señor Snow si es el favorito de todos —hasta mío, porque es sumamente sensual—, pero no manches, yo pude asimilar su muerte y dejar que la historia continuara.

Mucha gente la ha defendido con argumentos como “esta temporada es puente, si no amarran todo va a terminar como Lost. ¿Quieres otro Lost?”.

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¿Por qué querrías otro? ¡MONSTRUO!

Sin embargo en las primeras cuatro sí había muchos episodios puentes y otros que enriquecían esos puentes y todo quedaba en un perfecto balance, pero estas últimas dos deshacen nudos y todo se vuelve tristemente predecible. La neta la continué con el incentivo de que, si no la veía, prácticamente me perdería la mitad del humor del Internet gracias a los infinitos memes de GoT y éstos no me los perdería por nada: están mejor que la serie.

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Juan Nieves, el resucitado.

Luego de ver con decepción el penúltimo capítulo, que todos elogiaron y que vi al día siguiente sin sorprenderme de nada —como en cualquier otro capítulo predecible de GoT—, llegó el cierre de temporada que, creo yo, salvó las últimas dos, a tal grado que ahora realmente espero ver la siguiente.

A diferencia de muchos, no creo que sea la mejor serie, pero vaya que ha movido al mundo entero y nos ha sorprendido innumerables veces, así como nos ha dado infinidad de material para reírnos en las redes sociales. Así que si usted no la ha visto hasta el momento, no se preocupe, puede ver muchas imágenes y leer en una tarde toda la trama y con eso estar listo para acompañarnos dentro de un año en la emoción de la lucha por el trono.

Y espero que sea del trono y no de la supervivencia contra los White Walkers.

15 junio, 2016 - No Comments!

Especialidad, broder | Consejos compas

Supongamos que entras a una librería, en donde miles de libros sobre los estantes reclaman tu atención. Sin embargo, hay un título que destaca por su sobriedad en un mar de portadas llamativas: Damn Good Advice (for people with talent).

En ese título encontramos muchas palabras que levantarían la sospecha de cualquiera. Sin embargo, si se va acompañado de Yuca, diría algo así como “¡Ándale, wey!”, y terminarás por leer el libro. Por este motivo, me gustaría compartirles algunos de los puntos que más me llamaron la atención de esta lectura.

George Lois

Se podría decir que Lois es un tipo que nos incita a no seguir las reglas. Persigue ardientemente sus ideas, que muchas de las veces se anteponen a lo establecido. Su trabajo nace del instinto, siempre en búsqueda de lo que denomina “la gran idea”, o colocar las virtudes de un producto en el corazón y cerebro del observador. Aunque puedan haber ciertos paralelismos, odia cualquier comparación con Don Draper, particularmente en el aspecto físico: dice que él está más guapo.

imagen tomada de adcglobal.org

Lo estuvo. Quizá.

Una buena creatividad comunica en un nanosegundo

No es ningún secreto que una idea simple y memorable es el primer paso para una excelente publicidad. Sin embargo, basta salir a la calle y observar algún espectacular para darnos cuenta de que este principio es la excepción y no la norma. Alguna vez había escuchado que si no puedes explicar tu idea en menos de 5 minutos, lo que se tiene es un buen verbo que servirá con algunos clientes, pero que definitivamente no garantiza un lugar en eso que llamamos buena publicidad.

No escuchar música cuando se busca la gran idea

Escuchar música durante el trabajo es una buena prestación laboral —específicamente cuando se hace una tarea rutinaria que no requiere mayor atención—. Sin embargo, según Lois, se puede convertir en un obstáculo a la hora de estar en búsqueda de la gran idea, ya que tu canción favorita te puede abrazar y llevar a otros lugares en los que probablemente no deberías estar.

Buscar inspiración

El trabajo creativo requiere hacer uso de cualquier elemento visto, leído o escuchado, por lo que se hace imperativo estar en una fase continua de asombro y apertura hacia aquellas cosas que pueden dar pie a una buena idea. En este caso, el señor Lois nos recomienda asistir al museo local en búsqueda de inspiración. Esto viene de un neoyorkino que puede ir al Museo Metropolitano religiosamente cada domingo. ¿Alguien sabe qué están exponiendo en el MAZ?

Estar ahí

Las oportunidades aparecen cuando menos se esperan, y se debe estar en el lugar y momento correcto para tomarlas. Es así como Lois nos narra cuando Quaker Oats, establecida en Chicago y que contaba con la regla de trabajar con locales, lo contactó para ser su nueva agencia. Al recibir la llamada en la que se les informaba que no serían elegidos por la distancia, Lois y sus socios tomaron el primer avión a Chicago y llegaron justo cuando los directivos regresaban de comer. Así, Lois les demostró que los 1,300 kilómetros no eran un obstáculo, y que se debe hacer que las cosas ocurran e impresionar a los clientes no sólo con el trabajo, sino también con la actitud.

Encontrar a el/la adecuada

Encontrar a la persona ideal puede ser una idea relegada a los guiones de Hollywood. Quien haya estado en una relación, friendzoneado o cualquier estado sentimental, sabe que el amor es un tema que debe tratarse con un traje a prueba de radioactividad. Sin embargo, Lois nos cuenta que desde que vio a su esposa Rosemary, supo que había encontrado su fuente de inspiración en la vida y su trabajo. Si alguien conoce a una chica que aún crea en esas cosas, sean amables y pásenme su Tinder.

Chillax

Quizá esto parezca un consejo impreso y reimpreso en un libro de superación personal, pero Lois nos recomienda trabajar con pasión y una sonrisa en el rostro. Particularmente en la industria creativa, en donde las cosas deben fluir con el mínimo de ansiedad. Para Lois, aunque a veces las circunstancias no sean las más favorables, aún se puede decidir qué clase de trabajo quiere uno hacer —"nadie te puede detener de llegar a tu felicidad".

Dar consejos en el terreno creativo puede levantar suspicacias y, como cualquier otro libro, la experiencia y el momento de la vida de cada uno decidirá qué cosas tomar y qué dejar en el camino.

Si se llegan a encontrar este volumen, vale la pena revisar la cartera, y si el presupuesto lo permite, pasar a la caja a pagarlo. O si adoptamos la actitud de George Lois, lo guardamos discretamente bajo el brazo y nos dirigimos rumbo a la salida con la esperanza de que el detector no suene.

Ustedes deciden.

George Lois

Damn Good Advice (for people with talent!)

Phaidon, 2012

Gustavo “Bebocho” Ramírez

gustavo@yujo.com.mx

16 marzo, 2016 - No Comments!

Se parece tanto al amor | Paren la masacre

¿Te meten a la cárcel por salir sin cultura? Probá salir sin ropa.

Susanita

 

 

Empiezo esta entrada con las palabras de Susanita porque, en el fondo, me gustaría que sí hubiera algún tipo de castigo. Enseguida explico de qué hablo.

Estudié durante cinco años (seis, oficialmente) una licenciatura en letras y, en sus mismas aulas, me metieron en la cabeza que la formación educativa más importante es la básica —no hay tiempo para discutir si lo decían para lavarse las manos del maestro mediocre ocasional en la carrera.

Es decir, si en la primaria tuviste a un profesor que prefería fumar mariguana mientras le veía las nalgas a la de intendencia a enseñarte por qué diablos hay una diferencia entre "porque", "por qué" y "porqué", el resto de tu vida está destinada a ser un fracaso tras otro cada vez que intentes escribir un correo electrónico en donde le compartes a un cliente por qué tu presupuesto no puede ajustarse al tipo de cambio de hace 13 años.

Será que me gusta leer, pues, y por eso le pongo tanta maldita importancia a un conjunto de signos y puntitos esparcidos en una hoja en blanco, que aunque sea en medio digital no quiere decir que podemos obviar ciertos errores, al fin y al cabo que "somos compas".

Sé que tenemos una vida que nos demanda algo mucho más importante que la buena ortografía o gramática. No tienen que venir a decirme que la lectura no hace mejor persona a nadie: lo sé y lo digo sin tapujos. La lengua es maleable, viva, se retuerce y, una vez que vive en la boca de alguien, cambiará para siempre sin importar cuántos diccionarios queramos construir para tratar de entenderla: ella va dos pasos más adelante.

De cualquier forma, tener la mente abierta no te prepara para trabajar en atención al cliente en medios digitales y leer menciones o mensajes privados que, por todos los santos, debes releer hasta que tu cerebro hace las conexiones neuronales necesarias para replicar lo que estaba pensando el remitente al presionar de manera aleatoria las letras de un teclado.

Entonces haces una clasificación de mensajes según su nivel de dificultad de lectura, no basada en lo que podemos encontrar en un libro de texto, sino en la curva que creamos con lo que la gente envía a las redes sociales.

 

Por ejemplo, la vida es sencilla con los que tienen estas ligeras pifias:

Ola ke ase, viviendo sin precaución o ke ase.

 

Pero luego lees esto, y te da un microinfarto de señora copetona:

maestra

Ahí está tu maestra de primaria, la que era muy buena para la tanda pero muy torpe para encontrar el predicado en una oración.

 

Hay un momento en que piensas que ya todo se trata de una broma y sólo es por joder poquito:

horrible

Ni ganas te dan de atender su apuro, nomás para ver si así se le ocurre revisar, no su ortografía, sino toda su vida.

 

Sin embargo, nada puede prepararte para el dolor de cabeza que fue abrir un mensaje con la siguiente combinación de caracteres:

peor

peor2

Alan Turing habrá sido un genio y lo que quieran, pero le hizo falta inventar un código para saber si quien escribe está sufriendo un derrame y en realidad intenta pedir ayuda, no contratar un seguro. Nos tomó cerca de una hora descifrarlo. Aída, Tito, Gus y yo le dimos todas las vueltas posibles hasta que entendimos:

  1. La persona en cuestión está más allá del bien y del mal.
  2. Las palabras están hechas para partirse, incluso si no tienen sentido hasta la quinta relectura.
  3. "Picet"  podría o no ser checo de pick-up. Ya sabe: una camioneta con caja de carga descubierta.
  4. No sabemos qué significa el "mapa" de "mapafiado", pero hablaba de una camioneta que todavía estaba pagándose a plazos.
  5. No hay temor de dios.

¿Creen que es complicado atender menciones en Facebook o Twitter por la cantidad? No, no, no. Lo cabrón es entender qué dicen, por qué lo dicen y qué piensan lograr con eso. Así que, si no van a agarrar un libro y enmendar sus arremedos de escritura sólo por decencia, al menos háganlo para que el CM que los atiende comprenda rápidamente lo que quieren y así su problema se resuelva antes de que se graben que "ha" es un verbo auxiliar y no la interjección "ah" que podría escribirse en la frase "¡Ah, cabrón! No le entiendo ni madres a este mensaje".

Finalmente: sí, el lenguaje es un ser vivo. No lo masacren, carajo.

 

Abril Ambriz Posas

Tumblr: ladyprovolone.tumblr.com

Twitter: @ladyprovlone

Instagram: ladyprovolone

 

3 febrero, 2016 - No Comments!

Especialidad, brother | Mudanza YuJo!

No es ninguna sorpresa que estemos hechos de costumbres: desde que nos levantamos hasta que nos vamos a la cama seguimos una serie de pasos que se ajustan al script de nuestra vida y que en cierta forma llamamos estabilidad.

Sin embargo, un pequeño cambio es suficiente para que las circunstancias nos agarren a contragolpe. El actor en nuestras vidas improvisa para una comedia cuando el libreto claramente indica que se trata de un drama.

El reto comenzaba así:
Nivel de dificultad: alto.
Salud: óptima.
Armamento: la filosofía del carnalismo.

La semana estuvo marcada por muchos imprevistos en el plano de lo profesional y personal, pero tal vez nadie pudo ver lo que se venía encima.

Las primeras situaciones pudieron ser resueltas con relativa facilidad. Nos quitaron el internet en la oficina; nos vamos a casa de los papás de Yuca. Pitches por entregar; nos quedamos más tiempo en la oficina. Me cortaron la luz en la casa; enciendo velas y tengo veladas románticas conmigo mismo durante las noches, sin albur.

Pero la cosa eclosionó cuando tuvimos que transportar dos libreros de dimensiones monolíticas que son parte del mobiliario de YuJo! Sabíamos que ese día iba a llegar, pero no estábamos preparados. El primer problema era cómo transportar esa pesada carga y fue así como me vi rodeando el librero cual simio en 2001: Una Odisea del Espacio esperando que se pudiera transportar por el tiempo y el espacio.

De alguna forma, entre seis hombres pudimos mover los muebles, no sin antes sufrir magulladuras, una caída accidental al registro de la nueva oficina, para el final comer una hamburguesa tan mala que se sintió como el castigo después del castigo.

Las despedidas muchas veces estás sobrevaloradas y hasta se puede decir que son egoístas; nos intentamos aferrar a una cosa o persona para exprimirle los últimos minutos de nostalgia para sentirnos en paz con nosotros mismos. Aquí no hubo ese momento de voltear atrás, ver el espacio vacío o sentir que una parte de nosotros se quedaba en la vivienda abandonada.

Esa fue mi despedida de Ámsterdam, escenario de incontables aventuras, que nos desterró de tal forma que cerrar esa puerta fue un alivio. Al menos para mí. Sobra decir que se inaugura una nueva aventura en Chapalita y que una despedida y un hola casi siempre van de la mano.

El balance final de esa semana fue:
Objetivos logrados: 95/100.
Salud: 70/100.
Habilidades adquiridas: ir a la cama a las 10 pm.

¿Quién reta?

Gustavo "Bebocho" Ramírez

gustavo@yujo.com.mx


Ideas que cambian la vida S.C.
Tilma 249 Chapalita 45040
Guadalajara, Mexico
+52 (33) 31216000


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