1 noviembre, 2018 - No Comments!

Con «H» de… | Halloween

A pesar de que en los álbumes familiares hay cientos de fotos mías con disfraces de Halloween, unos más elaborados que otros, el recuerdo más lejano que tengo de haber sobrevivido a esta celebración soy yo, a los 5 años, en una fiesta en casa de mis primos, comiendo un pastel con el betún más anaranjado y radiactivo que pueda existir, pero con un sabor delicioso que cada que lo recuerdo puedo sentir mis papilas gustativas vibrar.

Durante casi toda mi infancia, pensar en Halloween era vincularlo inmediatamente con aquel pastel, pero conforme fui creciendo se sumaron otros elementos, que para mí eran casi como integrantes de la vida diaria. No sé tú, que estás leyendo esto, pero a mí me tocaba ver la caricatura de Los Locos Adams y Beetlejuice por las mañanas antes de irme a la primaria, y por la tarde ¡Ay, Monstruos!, Le temes a la oscuridad, Sabrina, la bruja adolescente y otros muchos programas relacionados con el terror y los monstruos.

Y así siguió la cosa hasta convertirme en el adorable ser que soy ahora, amante del Halloween y del Día de Muertos. A estas alturas mi familia ya superó que estas cosas “del diablo” en realidad no eran cosas tan malas, sino que de cierta manera me ayudaron a entender ciertos aspectos de la vida y la muerte. En parte mi mamá tiene algo de culpa, pues siempre me llevaba religiosamente a pedir dulces por toda la colonia, o buscaba pretextos para disfrazarme, ya fuera por el día de la primavera, pastorelas, mi cumpleaños y la mejor noche del año, Halloween.

Ya es súper común que los que me decían que mis gustos eran raros o que no me entendían, son los mismos que ahora también se declaran súper fans de estas celebraciones. En realidad no me molesta, gracias a que se volvieron populares ahora es más fácil conseguir artículos más bonitos e interesantes. Lo que sí me da un poquito de tristeza es que cada vez son menos los niños que salen a pedir dulces, y todo por culpa de la violencia.

No creo que sea algo malo apropiarnos de tradiciones extranjeras, mientras no nos olvidemos de las nuestras, siempre es bueno tener un rato para escaparnos de nuestra rutina y hacer cosas divertidas. Además de que compartir dulces y pan de muerto es algo reconfortante, también es una deliciosa tradición. Amigos, en vez de tirarnos entre los que celebramos una o la otra, ¿por qué no mejor tomamos lo mejor de las 2 y extendemos la celebración por más días?

Ojalá que hayan tenido una linda noche de Halloween (y no sean de esos amargados que no les dan dulces a los niños o les quieren imponer cosas religiosas para justificar su xenofobia) y sigan disfrutando del resto de la semana con las mejores fiestas que el otoño nos ofrece.

 

Delilah con H

Instagram: @delilahconh

Published by: abril in Juego

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