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6 septiembre, 2018 - No Comments!

Piña fresca | Únete al club

¿Alguna vez te has sentido muerto por dentro sin ninguna razón aparente?

Efectivamente, amigo, te encuentras en las garras de la rutina. Entrar en ella es lo más fácil y cómodo para cualquier persona, pero también lo que más te consume el alma. ¿Y quién no se encuentra en la rutina? Sobre todo cuando tienes que ir a trabajar todos los días mínimo 8 horas, con un horario específico para comer y demás protocolos.

Esto no sólo representa un peligro para el alma, es la archienemiga de la creatividad y cuando tu trabajo depende de ella, dejar que la rutina se apodere de tu entorno puede ser una señal de peligro latente.

Seguro te preguntarás "¿Cómo combatir a nuestra archienemiga?" Bueno, primero hay que saber que su arma secreta es el miedo. Y al menor intento nos llena la mente con él, y si le hacemos mucho caso nos paraliza y regresamos a la relación tóxica que claramente no queremos tener.

Lamentablemente, el miedo es un mugre bully. Y qué flojera andar lidiando con un bully, ¿no? Qué espantoso estar conviviendo con un wey que lo que más disfruta es hacerte enojar. Y si tú dejas que la sangre hierva dentro de ti cada que te molesta, lo único que logras es darle más poder y entonces sí, amigo, fue un gusto conocerte, hasta nunqui.

Pero si mejor lo golpeas con la fuerza de lo poco que te importa que esté ahí, tu hermosa indiferencia terminará por someterlo. Una vez sometido: bienvenido, amigo, ya estás del otro lado y hay muchas cosas hermosas que puedes hacer para mantenerte en el club.

1. Tu mejor amiga siempre debe ser la curiosidad

Salir un rato a caminar, investigar temas que no tengan nada que ver con lo que haces diariamente, hasta una sesión para compartir ideas o fuentes de inspiración son un excelente ejercicio para un equipo de trabajo. El verdadero boost de creatividad surge cuando estás abierto a diferentes puntos de vista sobre lo mismo.

 

2. Para, por favor

Yo sé: todo el mundo quiere todo para antier y todo representa prisa. Pero las cosas chingonas no surgen de los primeros intentos, surgen de los que se dan el tiempo de pensar en lo mejor. Es importantísimo darle un descanso a tu mente, como cuando la computadora se traba y entonces limpias el caché y todo es magia de nuevo.

Párate, haz un café, siéntate a dibujar, si tienes patio sal y respira. Regálate el tiempo. Distráete, porque aunque muchos no lo creen, es más productivo todo lo anterior que obligarte a trabajar en lo mismo durante 8 horas sin descanso.

 

3. Viaja, descansa bien

No me juzguen. No lo digo yo, lo dice el mundo (casi) entero y es real. En México, y otros países, nos hace falta entender mucho acerca de las vacaciones y lo buenas que son para el trabajo.

Parece que muchos piensan que es mejor estar sentado, seco e infeliz, pero “activo” los 365 días del año que permitirte vacacionar. Y no, señores, vacaciones no significan caos, menos ventas, menos producción. Significa más creatividad, más conocimiento. Es la oportunidad para hacer todo lo que se recomienda para una mente sana, reunido en un sólo lugar haciendo un pachangón. Te aseguro que si te das la oportunidad de vez en cuando, verás cómo tu creatividad rinde frutos mucho más fácil que antes.

A mí me da mucho gusto ver cómo cada vez más lugares se unen al club. Veo más gente feliz y más gente haciendo cosas chingonas.

Un gran ejemplo es Buck, una productora que parece tener muy en cuenta los requisitos del club y además les queda tiempo para experimentar en nuevas tecnologías. Por ejemplo, su nueva app de realidad aumentada, Slapstick, que te permite trackear stickers animados (que ellos mismos crearon) a objetos y superficies, grabar el video y compartirlo en tus redes de preferencia.

¿Ven? El club sólo deja pura cosa buena, pura cosa hermosa. Y aunque yo entiendo que para muchos no nos es tan fácil tener acceso a los requisitos del club, el chiste es no dejarte morir a manos de la rutina.

Si no puedes dejarlo todo porque tienes que comer para vivir —y en tu trabajo no han descubierto los beneficios del club— intenta hacerlo por fuera, trabaja en proyectos personales y motívate, mantente curioso, sin miedo al triunfo.

En YuJo!, Fundador ya está considerando probar cosas nuevas.

 

Andrea Odelap

Instagram: @andreaodelap

Vimeo: @andreaodelap

 

Referencias:

TED TALK: Adam Grant: The surprising habits of original thinkers.

TED TALK: Stefan Sagmeister: The power of time off.

3 enero, 2018 - No Comments!

Piña fresca | Un volado

Para mí, el 2017 fue el año en el que tuve que convertirme en adulto. O algo así. Tuve que tomar decisiones que cambiarían mi vida por completo. No fue nada fácil. En realidad fue abrumante. Creo que lo más difícil fue lidiar con el “hubiera”, porque siempre y cuando no toma una decisión, todo es una posibilidad. Y cuando todo es una posibilidad, no hay nada qué perder, pero tampoco hay nada qué ganar. Así que decidí aceptar los dos desenlaces.

Entre las primeras cosas que decidí fue quedarme en YuJo! Quise aprender de perseverancia y, sobre todo, demostrarle al millennial rebelde que llevo dentro que un poco de rutina no le hace mal a nadie. Curiosamente, fui aprendiendo muchas otras cosas, algunas sobre mí, pero la mayoría de mis compañeros.

YuJo! inició el año con siete personas y lo concluyó con más del doble. Claro, ninguna para el gran y legendario Departamento Audiovisual que conformamos yo y mi soledad, culeis. BROMI. En realidad había otras áreas realmente necesitadas de gente nueva y fresh — conocidas ahora internamente como los nius, que a su vez se dividen en las cuquis y los niños rata (ambos autonombrados así)—. Al principio, la idea de ser tantos nuevos le causaba un poco de miedo al crew de los old YuJo!, sobre todo por el cambio y la incertidumbre que esto provoca. Sin embargo, a mi gusto todo ha marchado de maravilla y mucho mejor que antes, pues para mí ninguno es niu, todos son amigos. O ami-Kos, como su generación mejor se lo sugiera.

Y con todo esto hemos aprendido mucho. Por ejemplo: cómo hablan los niños rata. Abril logró platicar con sus sobrinos de manera fluida gracias a esto. 100% real, no fake. También de trabajo en equipo (de uno más grande) . Y siempre ofrecer nuestra ayuda en lo que sea necesario para sacar la chamba y, por lo mismo y más importante: de amistad. De confiar en las personas con las que trabajo. Que puedo presumir que ninguno es deja abajo. Ni en la chamba, ni en lo personal, y que todos están dispuestos a aprender de sus errores y sacarle el mejor provecho a las oportunidades. Que nos conocemos de buenas, de malas y que hemos aprendido a respetar las diferentes personalidades que tenemos y así compartir en armonía y paz (generalmente estrés y mucha diversión) mínimo 8 horas diarias.

Por ahí dicen que los amigos son la familia que escoges, y me vale si me pongo un leve cursi, jaja, pero puedo decir que YuJo! es una segunda familia. Porque con todo y el riesgo de pérdidas y ganancias que toda decisión conlleva (como Joel y Gush al invertir en cryptomonedas), puedo decir que fue una buena decisión. De adulto alpha que soy.

Gracias, amigos.

Hola, 2018, también sé mi amiko, plox.

Andrea Odelap

Instagram: @andreaodelap

Vimeo: @andreaodelap

 

10 mayo, 2017 - Comentarios desactivados en Piña fresca | Siempre piensa en pizza

Piña fresca | Siempre piensa en pizza

Hace algunos años, muy oportunamente llegó un video a darme la solución a un problema con el que batallé durante mucho tiempo, y con el cual sigo enfrentándome, pero ahora siempre con un final feliz.

 

El famoso overthinking, con una incómoda inclinación hacia las cosas negativas. Y es que realmente eso estaba desplomando mi psique a un nivel que jamás me gustaría volver a experimentar. Perder la cordura y no saber si lo que piensas es real o se hace real porque lo piensas. Todo mal.

 

Lo intenté combatir tratando de llegar al origen de toda esa bola de nieve de pensamientos negativos, identificar el problema para entonces darle sentido a todo aquello que pensaba, y poder dormir en paz. Obviamente eso no funcionó. De hecho, conseguí todo lo contrario: lo único que logré fue pensar mucho más de lo mismo y finalmente perderme.

 

Y entonces la cineasta y productora de radio Bianca Giaever decidió darle vida a The Scared is scared. Catalogado como The web video of the year (2013) por USA TODAY, es una encantadora historia narrada por Asa Baker-Rouse (6 años). Comienza como un cuento imaginario de osos, ratones y galletas para concluir en el mejor consejo que he recibido y que, por azares del destino, vi en el momento adecuado para darme cuenta de lo sencilla que puede ser la vida si aplicas, en todo tipo de casos, la gran enseñanza que nos comparte ese gran humanito:

 

 

Por lo pronto yo sí pienso en pizza. Y en los paseos en bici. Y en aguachile. Y en pizza.

Andrea Odelap

14 diciembre, 2016 - No Comments!

Piña fresca | Pesimismo, por favor

Creo que a todos nos ha pasado tener grandes expectativas acerca de algo. El caso más común que me viene a la mente es cuando esperas una gran película. Estás merodeando por YouTube y te topas con un tráiler y su característica forma de ser presentado, algo así como el stand-up “Little tortilla boy” de Pablo Francisco que, cada que lo escucho, alegra mi vida, te convence de que será la mejor película del año. Tú convences a tus amigos, familia y así, sucesivamente.

Llega el gran día y, durante toda la película, esperas tanto encontrar la emocionante historia que, al salir los créditos, no puedes creer que haya sido una porquería. Me imagino que esto nos ha pasado más de una vez, y no sólo en el cine, sino en cualquier aspecto de nuestras vidas.

Hace tiempo guardé en mi carpeta de Me Gusta en Vimeo un video titulado “The wisdom of pessimism”, sin darle importancia más que al contenido visual, como referencia. Tiempo después lo volví a ver y entendí lo interesante y real que era el tema. A la tercera vez por fin me interesé por el origen de lo que estaba escuchando, y ahí descubrí a Alain de Botton.

 

Alain de Botton nació en Zurich, Suiza en 1969 y ahora reside en Londres, Inglaterra. Es un escritor que se destaca por tener una manera de escribir lírica y personal, que ha colocado a sus libros como bestsellers en 30 países, y también han sido considerados como “filosofía del día a día”.

El pesimismo es el eje de sus textos, y lo plantea como una solución para la felicidad. Una de sus ideas principales habla sobre el control que tienen los medios sobre nosotros, vendiéndonos “felicidad” que llena nuestras mentes de expectativas; mismas que nos llevan a consumir y esperar más cosas que generan más necesidades y sólo nos dejan un vacío que provoca desilusión, porque nunca alcanzamos lo anhelado y nos convence que terminará una vez que tengamos en nuestras manos otras cosas "increíbles".  Sin embargo, De Bottom nos invita a verlo de diferente manera: ¿acaso la tristeza es algo que deba curarse?, ¿algo que deba desaparecer por completo?

Por éste y muchos otros puntos, recomiendo echarle un vistazo a todo lo que tiene para compartirnos Alain de Botton. Tal vez en una mañana de vacaciones, en tu cama, con chocolate caliente y galletitas de la abuela. Al cabo que es Navidad y son épocas de disfrutar, sonreír y esperar de los demás, y de ti mismo, todo aquello que se supone nos hace felices.

¡Felices fiestas!

 

Andrea Odelap

Instagram: @andreaodelap

Vimeo: @andreaodelap 

P.D. Yo espero que alguien me regale alguno de sus libros, el que quiera, sin compromiso. ☺

29 junio, 2016 - No Comments!

Piña Fresca | Y llegó el invierno

Todo el mundo está súper obsesionado con Game of Thrones. Yo, la verdad, no creo que sea tan buena como dicen. En esta temporada se han dicho mucho cosas como “es el mejor capítulo de todos los capítulos que he visto hasta el momento” o “felicidad extrema por la resurrección de Jon Snow”. Justamente ese suceso (con el que se inauguró la sexta temporada) me hizo perder completo interés.

De inicio yo sólo sabía de GoT por un compañero que había leído los libros y en los tiempos libres nos contaba muchas cosas que aparentemente no salían en la serie. Me interesó tanto que hasta me aventé varios capítulos seguidos para ponerme al corriente. Poco después comencé a juntarme con varios amigos los domingos, preparábamos botanas y juntos disfrutábamos de un magnífico capítulo que nos dejaría impacientes por ver qué podría pasar después. Siempre había situaciones impredecibles, personajes que odiabas y vivían, otros que apostabas eran los buenos y morían, miles de historias por enlazar y muchísima fantasía que hasta ese momento me parecía aceptable.

Muchas veces he pensado en cuál es la razón por la cual ya no me gusta tanto GoT. Las primeras temporadas de verdad me encantaban. De hecho le eché un poco la culpa a los White Walkers, que según una amiga son “lo mejor de la serie”, pero para mí (y puede que me eche a muchos encima) los zombis son de lo más lame que existe: muertos vivientes que puedes volver a matar y manejan un ritmo torpe y pausado. Lamentablemente, poco a poco han ido teniendo mucho más protagonismo que otras cosas que me parecen más interesantes, pero si acaso es verdad que la batalla final sería contra ellos, mi decepción escalaría el Everest y se quedaría ahí congelada aceptando su destino.

Y lo que pasa es que todo lo que la hacía una serie sin igual se ha perdido desde la quinta temporada. Yo la esperaba con muchísimas ansias, como cualquier otro fan, pero vi dos capítulos y me aburrió tanto que la dejé de ver. Y según yo ni siquiera le daría oportunidad a la sexta temporada, porque gracias a que el Internet está plagado de una gran cantidad de información, conocida como spoiler, podía mantenerme al tanto de lo que pasaba sin necesidad de perder mi vida una hora frente a una pantalla, viendo aburridísimos capítulos.

Pese a mi desmotivación, mis amigos me convencieron de que nos reuniéramos de nuevo a ver la sexta. Y con un poco de esperanza me senté a ver lo que catalogo como la evidencia de que esa serie ya sólo estaba modificando todo al gusto y necesidades del espectador. Y es que cómo no revivir al señor Snow si es el favorito de todos —hasta mío, porque es sumamente sensual—, pero no manches, yo pude asimilar su muerte y dejar que la historia continuara.

Mucha gente la ha defendido con argumentos como “esta temporada es puente, si no amarran todo va a terminar como Lost. ¿Quieres otro Lost?”.

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¿Por qué querrías otro? ¡MONSTRUO!

Sin embargo en las primeras cuatro sí había muchos episodios puentes y otros que enriquecían esos puentes y todo quedaba en un perfecto balance, pero estas últimas dos deshacen nudos y todo se vuelve tristemente predecible. La neta la continué con el incentivo de que, si no la veía, prácticamente me perdería la mitad del humor del Internet gracias a los infinitos memes de GoT y éstos no me los perdería por nada: están mejor que la serie.

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Juan Nieves, el resucitado.

Luego de ver con decepción el penúltimo capítulo, que todos elogiaron y que vi al día siguiente sin sorprenderme de nada —como en cualquier otro capítulo predecible de GoT—, llegó el cierre de temporada que, creo yo, salvó las últimas dos, a tal grado que ahora realmente espero ver la siguiente.

A diferencia de muchos, no creo que sea la mejor serie, pero vaya que ha movido al mundo entero y nos ha sorprendido innumerables veces, así como nos ha dado infinidad de material para reírnos en las redes sociales. Así que si usted no la ha visto hasta el momento, no se preocupe, puede ver muchas imágenes y leer en una tarde toda la trama y con eso estar listo para acompañarnos dentro de un año en la emoción de la lucha por el trono.

Y espero que sea del trono y no de la supervivencia contra los White Walkers.

20 abril, 2016 - No Comments!

Piña fresca | Del odio al amor hay 4 patas

Este fin de semana me di cuenta de lo mucho que se ha transformado mi visión respecto a los perros.

Toda mi vida soñé con tener uno como mascota. Sin embargo, me caían mal más de la mitad de las mascotas de mis conocidos. Siempre pensé “si yo tengo un perro, nunca voy a dejar que entre a la casa, el lugar de las mascotas es en un gran jardín”, o “qué insalubre es que tu mascota duerma en tu cama”, o “¿cómo es posible que los dejen subir a los muebles?”, o “¿por qué los abrazan cuando están sucios o mojados?”.

Me parecía ridículo que les pusieran ropa, que los trataran como personas —hablándoles a la espera de una respuesta o asumiendo que la recibían de alguna forma—. Pero claro, moría por tener una mascota, un perro bonito, de raza y claramente educado, por el que tendría que esperar hasta el día en el que viviera sola.

Ese día llegó y, antes de pensar en una mesa, pensé en adquirir uno. En vista de mi poco presupuesto y lo muy caros que eran, consideré la adopción. Realmente no lo pensé mucho: ya había esperado veinte años para tenerlo, así que el primer perrito publicado que vi capturó mi interés; fui por él, lo consulté con mi roomie y lo llevé al departamento. En ese momento comenzó mi aventura hacia lo que realmente es ser responsable de otra vida.

Tenía una mancha chistosa en la boca y le puse Mostacho. Se veía tierno y tranquilo, tenía un buen tamaño y, según esto, no crecería tanto. La realidad fue que en 3 días ya había destruido 2 pares de zapatos de mi roomie, un libro prestado lo suficientemente irremplazable —ingirió la página autografiada por el autor— y una que otra orinada en las camas —en realidad toda la casa—. ¡Ah!, y, bueno, a los seis meses nos dimos cuenta que era talla grande.

Tanto mi roomie como yo trabajábamos y estudiábamos, entonces era complicado educarlo como planeé por tantos años. En más de una ocasión pensé en regalarlo, pero la realidad es que así como nunca esperé que destruyera todo lo que tenía, tampoco pensé que su compañía sería de las mejores cosas que me podrían pasar. Las personas me decían que así son los cachorros, luego se les pasa; y sí poco a poco fue pasando la “edad difícil” y todo era armonía entre él y nosotros.

Por la experiencia que tuve me negué a pasar por la misma etapa de educar a otro perro. Entonces apareció Galleta en mi vida.

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Que se escuchen los "aaaaaawwwww".

Un día normal en la universidad, vi a una niña con una caja de zapatos y con una mirada un poco preocupada. Fui curiosa y le pregunté “¿qué tienes ahí?”. Me dijo “una perrita”. No le creí. Así que insistí y me lo confirmó abriendo la caja y revelando a la cachorra más pequeña que había visto en mi vida. Fue amor a primera vista.

Le pregunté que por qué la traía en esa caja, y me contó que se la había encontrado y que en su casa le habían prohibido conservarla al grado de amenazarla con desaparecerla ese mismo día —no sabemos de qué forma—. Me rompió el corazón, así que no dudé ni un segundo en prácticamente obligar a mi roomie a adoptarla. Él me advirtió de nuestra experiencia con Mostacho, lo medité dos segundos e insistí. La condición final fue que yo me haría cargo de absolutamente todo lo que tuviera que ver con ella y hasta el momento no he roto mi promesa.

La llevé al veterinario y nos enteramos que no tenía ni un mes de nacida y que necesitaría cuidados especiales. Fue lo más semejante a tener un hijo. La primera semana lloraba todas las noches y yo no sabía qué tenía; le daba de comer croquetas diminutas, de beber tenía que darle leche con una jeringa y la única forma en que logré que no llorara fue dejándola dormir en mi cama al lado de mi almohada. Obviamente Mostacho aprovechó y, de repente, ya dormía con dos perros.

El tiempo pasó y sí, volví a vivir la “etapa difícil” de lo cual no me arrepiento ni un segundo. Ahora soy quien abraza a su perro mientras duerme, aun si no está 100 por ciento limpio, la mitad de mis fotos son de ella, le compré un suéter para el invierno, jamás le cerraría la puerta de la casa, hablo con ella, sé que nos entendemos y presumo sus fotos muy orgullosa de lo imperfectamente hermosa que es.

He experimentado lo que es el amor de un perro y hacia un perro. De lo increíble que es tener su compañía. Sigo sin entender a las personas que los maltratan o los abandonan. Aunque no estoy en contra de los perros de raza, creo que no hay perro más fiel, único e increíble que el que adoptas.

Cada que veo un perro vagabundo no dudo en saludarlo, acariciarlo, le pongo un nombre y, si pudiera, lo llevaría conmigo. Eso fue lo que me pasó el fin de semana que conocí a Federica, a la que sólo le di poquito amor y me persiguió por media hora, hasta que me subí al coche. Me rompió el corazón dejarla.

:'(

¡Alguien adóptela por favor!

Es broma. No es cualquier cosa adoptar a un perro, ahora lo sé —y muy bien—, pero creo que con que mejoremos nuestro trato, un poco de agua o una caricia bastan.

Respetemos que son seres vivos que no hacen otra cosa que compartir el mundo a diario con nosotros.

 

Andrea Odelap, “Overlap” pa’ los compas.

Instagram: @andreaodelap

Vimeo: @andreaodelap


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