Hace casi un año publiqué en este blog un panorama de agencias y estudios creativos en Guadalajara elaborado por los estudiantes de Publicidad del ITESO, de quienes soy profesor de asignatura.
En aquel ejercicio que fue ampliamente comentado por representantes de las organizaciones implicadas, se etiquetó a cada equipo según su perfil para después ubicarlos a todos en 3 mapas de posicionamiento.
Hacia afuera, unos transmitían más juventud y otros más experiencia. Unos parecían moverse por el negocio, otros por la pasión y otros por un equilibrio entre ambos. Las agencias y estudios creativos también se organizaron en este análisis de acuerdo a lo que parecía ser su prioridad: el cliente o la creatividad.
Pero lo que nunca se puso de manifiesto fue el entusiasmo con el que trabajaba cada uno, la convicción con que buscaban volver cada proyecto memorable o la determinación de volverse relevantes más allá de nuestra ciudad.
El ejercicio nunca fue una competencia, pero si tuviéramos que elegir a un ganador usando sólo estos últimos criterios, ese tendría que haber sido Parallel, el equipo encabezado por Rubén Álvarez, Christian Poiré y Jorge Martínez que recientemente bajó la cortina y dejó de operar con esta configuración y nombre.
Durante su breve existencia, Parallel se distinguió por muchas cosas, todas relacionadas con su juventud. Y esto es algo bueno, si consideramos que el resto de los equipos que se han ganado un lugar en la escena local parecería haberse instalado cómodamente en su respectiva trinchera para cambiar lo menos posible y mantener el status quo.
Parallel tuvo también detractores y coincido en que faltó tiempo para que encontraran un estilo propio que no fuera una intepretación de una tendencia global, pero siempre fue claro que tenían más ganas de trascender que la mayoría.
Si algo caracterizó a Parallel durante este tiempo, fue quizás que siempre se atrevieron a intentar lo que querían. Y eso se va perdiendo con el tiempo. Uno se cansa, se llena de miedo, se conforma y se olvida poco a poco de la organización que quiso ser cuando abrió la puerta.
En ese sentido da gusto que nunca pudimos ver un Parallel cómodo, sino que hasta el último día Jorge, Christian, Rubén y su equipo parecían inconformes con la forma en que los empresarios tapatíos valoran la creatividad y el diseño, con el papel que los creadores mexicanos juegan a nivel internacional y con lo que una marca puede llegar a ser, aun cuando tiene un origen modesto.
Me tocó trabajar con Parallel cuando nos propusimos preparar un rediseño no solicitado de la identidad y el empaque de Valentina® y, aunque el proyecto nunca fue implementado por la marca, durante ese tiempo nuestro equipo y el suyo se volvió más cercano.
Me consta que sabían divertirse y así lo demostraron en las reuniones que compartimos. Pero también sabían trabajar y siempre aspiraban a elevar la calidad de la comunicación de las empresas para las que trabajaron.
Como todas las demás organizaciones, Parallel tuvo aciertos y errores. Pero al menos yo siempre veré con cariño a estas personas que aún a pocos años de haber empezado mi propio equipo, me hicieron recordar tantas veces la época de YuJo! en la que teníamos todo por ganar.
No sé si Guadalajara necesita otro Vértice u otro Parallel, pero sí se que Guadalajara necesita más personas con Rubén, Christian y Jorge: gente que se muera por hacer algo importante y no gente que se muera por volverse millonario.
Teniendo tanto tiempo por delante en lo individual es difícil decir si es una lástima o una fortuna que se hayan separado, pues estoy convencido de que cada uno seguirá trabajando por estos mismos objetivos en su propio camino y que les esperan cosas grandes.
Quienes estuvieron cerca de Parallel durante este tiempo tendrán sus propias experiencias y anécdotas, pero al menos yo me quedo profundamente agradecido por lo que me enseñaron y brindo por lo que siga para cada uno de ellos. Mi recomendación es seguirles la pista.
Mientras tanto descansa en paz, Parallel.
Joel Gutiérrez
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