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23 agosto, 2018 - No Comments!

La 411 | Brínquele, compa

Era el año de 1999.

El mundo se preparaba ante la llegada del Y2K, los chicos cool utilizaban gorras rojas con puffy jackets, los Backstreet Boys nos cantaban “Lo quiero de esa manera” y Will Smith ya tenía planeado su Willenium. Con todas esas señales, era inequívoco pensar que el mundo se acabaría exactamente el primer segundo del 2000.

Y en medio de todo eso, mis días transcurrían entre encontrar nuevos spots para skatear, practicar un truco una y otra vez, y buscar inspiración en videos de skate.

Es decir, el típico retrato de un skato adolescente.

El tiempo pasó como una estrella fugaz, y nuestro amor falleció… ehm, el punto es que hoy, transcurridos casi 20 años, el skateboarding, esa curiosa actividad que en su momento tuvo un papel importante en mi vida, volvió.

La universidad, otras responsabilidades y, sobretodo el tiempo, hicieron que arrumbara mi tabla en el clóset, donde celosamente me veía cada vez que sacaba alguna prenda. Fue entonces cuando Elías, un compilla aferrado del skate y colaborador de YuJo!, me propuso desempolvar esa tabla y los recuerdos.

Fuimos al Parque Ávila Camacho.

Aún recuerdo la última vez que visité ese skate park. No había monolitos sosteniendo y esperando el gran símbolo de la prosperidad en nuestra ciudad: el monoriel. Muchas viviendas han sido reemplazadas por negocios, y sobretodo, mis células se renovaban más velozmente.

Elías, con toda la confianza de alguien que nunca soltó la tabla, intentaba trucos temerarios en el cajón. Crooked grind shove it out. Frontside boardslide en el riel o un threesixty flip para calentar. Mientras, yo buscaba un lugar seguro para colocar mi teléfono y cartera.

Conforme la sesión avanzaba, la seguridad fue volviendo y varias preguntas me atacaron. ¿Cómo me atrevía a lanzarme a gran velocidad contra un bloque de concreto? ¿Cómo sobrevivía horas bajo el sol sin importarme nada? ¿Cómo me aferraba a intentar un truco una y otra vez hasta que salía?

Finalmente, llegó la primera caída. Al intentar dar una vuelta, la tabla giró más rápido de lo esperado y mi cuerpo se proyectó contra el pavimento. La primera protección fue mi muñeca. Estoy casi seguro que algo le pasó porque aún escribo estas líneas con cierta molestia, pero lo que siguió compensó todo.

Parte del espíritu skate es buscar retos en tu entorno. Fue así como encontramos un tronco y lo colocamos a la mitad de la pista. Primer acto: no llevaba suficiente velocidad para brincar el obstáculo. Segundo acto: llevaba demasiada velocidad para brincarlo. Tercer acto: me suspendí por el aire unas milésimas de segundo para un preciso ollie; tiempo suficiente para recordar la levedad de aquellos días en los que la mayor preocupación era terminar la guía derecho a examen de español.

Si la felicidad se presenta en muchas maneras e intensidades, para muchos esto puede ser sinónimo de una ida al centro comercial o una grandiosa comida con mucha bebida. ¿O qué tal esa sensación de entrar a la cama con sábanas limpias? Sin embargo, ésta también depende de saber apreciarla. Para mi Yo de hace casi 20 años era poder andar en la calle buscando el spot perfecto, sin necesidad de preocuparme por el celular o la cartera.

Gustavo Ramírez

Envío de enlaces de videos de Sonic Youth o Tony Hawke: gustavo@yujo.com.mx

15 agosto, 2018 - No Comments!

Se parece tanto al amor | Un diseñito

Estaba pensando, primita, ¿por qué no te armas un diseñito acá, mamador, para mi marca? Se me ocurría que podíamos armar un logo tan pegador como el de Coca-Cola, o el de Apple, ¡o del Pollo Pepe! ¿Quién no reconoce ese pinche pollote donde lo ve? Con sus tirantes y su melena. ¿Tú crees que tiene problemas para mantenerla? A mí me da miedo, porque en mi familia hay vario calvo, ya lo has visto, y, no mames, ya la siento cerca. También mis tías del otro lado, hay como dos o tres que ya se les ve el coco si les cae la luz directito desde arriba, por eso siempre llevan sombreros si hay sol. Según ellas por elegantes, pero nel, ya me las caché. ¿A ti no se te cae mucho el pelo? A ver. Se ve que tienes un chingo, al menos no vas a sufrir de eso, que me imagino que es lo peor que le puede pasar a una mujer, ¿verdad? Perder el pelo. O subir de peso cuando se embarazan y no recuperar la figura. ¿No? Ahm, bueno, mejor seguimos con lo del proyecto que te quería contar. Tú que estás en creatividad y el diseño y las redes, hay que armar algo perrón para que se vuelva un cotorreo viral, ¿no? Como los anuncios de Tecate con el Rocky, hasta mi jefe se sabe la frase esa de “Ocupas más bax”, ¿o cómo era? Jaja, la he aplicado varias veces y eso que la Tecate me caga, yo tomo pura Indio o importada, de esas que cuestan de 60 pesos o más. Qué bueno que tenemos más cultura cervecera, la nexpa. Entonces, hay que armar primero un logo chido, y luego un video viral, que salga por todos lados, hasta en los guatsaps de las tías, que manden a la fregada sus piolines y mejor usen nuestro video. Quiero que con tu creatividad hagas a mi marca lo que Netflix le hizo a Luis Miguel. ¿Te acuerdas que ya nadie lo pelaba y era una pinche broma? ¡Nos la pitorreábamos con sus canciones en las bodas! ¿Te acuerdas? En la de mi prima la Lucy, jaja, qué pendejada de marido se agarró. En fin, hay que convertir a mi marca en la Luis Mi de los spinners, no los dejemos morir. Yo les tengo mucha fe, la verdad, me ayudaron cuando más lo necesitaba y no sólo para el estrés, ¿eh? ¿Qué dices, cómo empezamos, qué necesitas? A ver, aviéntate un bocetito en la servilleta nomás para arrancar con ideas. Mira, pérate, yo empiezo. Haz cuenta que primero así, ¿no? Luego, aylacagué, así, y así con el piquito para afuera, pero mirando para el otro lado, porque ahí va el dedo. ¿A qué se te figura? ¿Cuánto crees que cueste traernos a alguien como el Rocky? Bueno, al Rocky no, porque ha de estar muy caro, con eso de que le regresó la fama con Tecate, pues no, verdad, tienes razón. El otro día escuché en la radio lo de los que influencian, ¿cómo les dicen? Ei, esos, “influnencers”, que no cobran tan caro y tienen muchos seguidores, sobre todo milenials, porque esos son los que rifan ahora, ¿no? Son los que tienen todo el varo, que le metieron a bitcoin o esa madre, y son millonarios jóvenes, de ahí que se llamen milenials. Pos eso, entonces podemos contactar a unos influsters y ya de ahí vamos… ¿cómo? Bueno, pero los escogemos bien, ¿no? Los chocolates, ajá. Sí, no, no estuvo chido, pero mira, la neta, la neta, seamos honestos: estás hablando de ellos, ¿ah, verdad? Entonces no estuvo taaaan mal, cualquier publicidad es buena publicidad, no mames, antes, ¿dónde estaba? Además, ya con todo eso de ser correctamente político, pues ya todo les duele, la nexpa, ya quisiera yo que me regalaran de esos Jershis caros, no mames, no tendría que andar gastando para pedirle perdón a mi morra cuando se me sale un chascarrillo. Ya ni aguantan nada las morras, ¿eh? ¿Qué les pasó? ¡Hasta tú, mija! Te me pones como pantera y feminazi y defensora y nomás incomodando a mi mamá durante las comidas, tsss. Ya, pues, no te enojes. La neta ya, antes de seguir con la lluvia de ideas —que está quedando pocamadre, guau— te quería decir que, pues somos primos y ambos sabemos que no venimos de una familia muy adinerada. O sea, sí me está yendo bien, pero tengo que pagar la manutención atrasada de Manuelito y la culera de mi ex no se anda con pendejadas. Si así hubiera sido de movida cuando estuvimos juntos… pero en fin, nomás cuando les conviene, ¿verdad? ¡Uy, qué carita, prima! El caso es que, mira, échame la mano y yo te ayudo. Si queda perrón esto, que seguro así será, yo te recomiendo con mis compas de lana y, mira, Manuelito está en escuela pepona, puro pinchi político pesudo ahí, yo les mando tu contacto y te forras en menos de lo que canta un gallo. ¿Estamos? Necesito el logo mañana y el video, no te preocupes, no hay prisa, puede quedar para el lunes, pero nada más me dices cuál influenza va a quedar para aprobarlo, porque no quiero gordas, ni negros, ni señoras, ni arrugas, ni chinos, ni embarazadas, ni gente con manchas, ni rucos; pura morra joven, moderna, con buen gusto para vestirse y unos batillos ahí, mamadillos, camisita polo, pantaloncitos de jípster, en fin, que hagan ruido. A la leidi esa, ¿caballeriza?, ¿cómo era? Tú sabes, ¿no? Ya se me hizo tarde, primita. Muchas gracias por venir, ahí te dejo lo que me comí y para la propina y aguas con la lluvia porque ya está tronando durísimo y acá se inunda cabrón como para andar en bicicleta. Saludos a mi tío y mis primos, ¡mua! ¿Cuándo te casas, pues? Ya te nos estás quedando. ¡Ah, qué te la crees! Jajaja. Imaginemos cosas chingonas. Te escribo al rato.

 

Abril Ambriz Posas

Twitter: @ladyprovolone

Instagram: @ladyprovolone

21 junio, 2018 - No Comments!

NeaNea | Instrucciones para armar un rompecabezas

(Y no morir en el intento)

En casa armar un rompecabezas es parte de la convivencia.

Nos ponemos a armarlo los tres (papá, mamá y yo); hay ayuda mutua y un poco charla. Nos sirve para el desestrés del día: después de un día pesado de trabajo, no hay nada mejor que poner alguna piezas en el lugar correcto, TU LOGRO DEL DÍA, “¡¡yeii!!” Y por otra parte, te ayuda para la agilidad mental, la paciencia, perseverancia.

Por eso te invito a que lo hagas ya sea solo, con amigos, tu roommie, pareja, familia. Pueden iniciar con 500 piezas, puedes descubrir que tienes habilidad o que eres pésimo. No importa, el chiste es hacer algo nuevo si nunca lo has intentado.

Si existen mil formas de empezar un rompecabezas o hasta un libro que te lo enseñe, no lo sé, pero para mí esta es la mejor. Van mis consejos.

1. Localiza un lugar plano y de poco movimiento, donde colocarás tu cascarón de huevo o cartón (fíjate que tenga las mismas medidas que el rompecabezas).

Por ejemplo, este NO es un buen lugar para armar un rompecabezas.

No querrás perder ni una pieza, es lo peor que te puede suceder al terminar tu rompecabezas.

Incompleto. For ever incompleto.

2. Abre el paquete y separa las piezas. Localiza todas orillas planas, que es con lo que iniciaremos, y al igual separa por colores o por algo significativo. En este caso separé en cuatro:

Esquinas

Azul del cielo

Arbustos

Montañas y castillo

3. Primero arma el marco del rompecabezas, así se te hará mas fácil rellenarlo. Ubica las esquinas, fijándote en los colores, para agilizar.

4. Realiza subdivisiones, con texturas, colores parecidos, etc. Eso también te ayudará.

OCD's wet dream

Recuerda que es muy importante que las piezas deben de embonar con delicadeza y fácilmente.

 

Si encuentras piezas que lucen igual, checa las formas de las cabecillas: ahí se nota la diferencia.

Les comparto algunos de los rompecabezas que he hecho, y que están pegados y listos para enmarcar. No todos han merecido ese honor.

Andrea Rodríguez Bravo

23 mayo, 2018 - No Comments!

Al Cien | Manual para que te sobre fin de semana

En YuJo!, casi todos los lunes tenemos las ya conocidas Juntas de Tráfico, donde cada uno de los integrantes del equipo cuenta los puntos más importantes de su fin de semana y le pone una calificación. Hay una sutil competencia de quién la pasó mejor, e indudablemente este lunes lo gané yo. Te preguntarás, “¿cómo puedes estar tan segura de eso, Aline?”.

Te platico:

Mis fines ganadores son nada más y nada menos en los que, al terminar mi —muy breve— reseña, puedo decir que me sobró fin de semana. ¿Cuándo me sobra fin de semana? Cuando hice lo que quise y aparte descansé. Para mí, hacer lo que quiera siempre consiste en no hacer nada.

¿Quieres saber cómo lograrlo?

 

1. Cancela

El tiempo para uno mismo también es tiempo de calidad y, sobre todo, necesario. Si dejas todos tus compromisos para el fin de semana, ¿cuándo vas a tener tiempo para ti?
La neta nadie se va a agüitar si no vas, no eres imprescindible para nadie, sólo para ti mismo. Mantra para ser feliz: “Más tiempo para mí, menos para los demás”.

 

2. No laves en tres semanas

Cuando ya sólo te queden pijamas limpias, no tendrás otra opción que usar pijamas todo el fin de semana. Si ya no hay pijamas limpias, no te avergüences por usar las playeras de MASECA o las del PRI: no vas a salir, nadie te va a ver, y aparte son las más cómodas. La temporada de pijamas empieza el viernes al llegar del trabajo y termina el lunes al irte al trabajo otra vez.

 

3. Arma tu Kit de Supervivencia

Descarga todas las plataformas de comida a domicilio o el viernes temprano haz las compras de tu Kit de Supervivencia para todo el fin de semana. Mientras menos tiempo dediques a cocinar, más tiempo te sobra. Si la comida ya está hecha, mejor. Si no, las quesadillas toman poco tiempo.

 

4. Elige basura

Elige algo MUY dominguero para ver en Netflix. Recuerda que ver algo muy interesante, que alimente el cerebro y contribuya a tu lista de cosas que no necesitas saber pero sabes, también es cansar la mente 😉

5. Fake it

Invéntate una gripa imaginaria —o la enfermedad de tu preferencia—.“WHAT? ¿Qué es esta mamada, Aline?” Sí, amigo, la ciencia lo dice: cuando uno está enfermo se da chance de descansar sin sentirse culpable, así que es necesario autoengañarse.

6. Duerme cuando quieras

Todo momento y todo lugar existe para dormir. ¿Estabas comiendo y te dio sueño? No se diga más, a dormir. ¿Estabas en la regadera y te dio sueño? No se diga más, momento de dormir.

Extra

Si tienes una pareja/roomie que te acompaña, aprovecha su generosidad hasta donde te lo permita. Si algo se te olvidó del mundo exterior, no temas en pedirlo, chicle y pega 😉

Amor del bueno

 

Espero que este manual ilustrado te sea bastante útil para sobrellevar toda la semana. Repito: el abuso de éste puede causar problemas en tu salud mental.

Si me juzgaste por esta nota porque soy una huevona que no quiere hacer nada el fin de semana, sólo quiero agregar que el lunes voy con ganas al trabajo y rindo toda la semana. Probablemente tú no 🙂

 

Aline Flores Nonaka

Instagram: @alinenonaka

Twitter: @alinenonaka

 

9 mayo, 2018 - No Comments!

Se parece tanto al amor | Be kind, rewind

Quizá la culpa de todo la tienen nuestros padres. Me refiero a esa angustia que tenemos ahora, adultos y medio autosuficientes, cuando la infelicidad se nos aparece en pequeñas dosis. O de pronto como una cubetada de agua caliente que deja una ampolla que reventamos, frotamos y rascamos hasta dejar una cicatriz indeleble. “Mira, esta infelicidad me acompaña desde hace meses”, le compartimos a un amigo cuando por fin podemos tomarnos una cerveza lejos del caldo hirviendo que nos cayó sin previo aviso. Digo que tal vez es culpa de los padres, porque ellos se esfuerzan tanto en construir esta mentira alrededor nuestro, sólo para después abrirnos la puerta y tranquilizarse la conciencia al decir “llévate un suéter”, como si eso fuera suficiente si llueven cántaros de humillaciones, o si nos estrellamos contra un camión de ruta que no frenó cuando le pedimos la parada. No sé por qué, pero preferimos siempre la imagen de los progenitores o tutores esponjosos, que todo lo perfuman con mantequilla, canela y azúcar, para que el hedor de la mierda de la suela de nuestros zapatos no nos llegue. Y no es que sean malvados, es que también son cómodos. De alguna manera parece más sencillo taparle los ojos a la bendición o montar un teatro tamaño Goodbye, Lenin! con tal de no tartamudear ante las preguntas difíciles, esas que todavía no nos podemos responder solitos porque mamá nos dijo que un matrimonio gay “no es natural”.

Entonces, aquí estamos, culpando a los que vinieron antes y decidieron no explicarnos que la vida es un fracaso tras otro hasta que empiezas a desear que Flanders se muera. Sin embargo, el ser humano es una plaga que se niega a desaparecer así nomás. Yo creo que es mera inercia, la maldita entropía dándole a todo lo que puede, pero en el fondo me he descubierto abrumada por oleadas de helado optimismo, de ese que te obliga a moverte hacia adelante entre risas incómodas y un ligero calor en la espina dorsal. Hay momentos buenos y malos, incluso cuando todo parece estar nadando entre ríos de mierda. O en botes colmados de ácido.

Desde lo más insignificante hasta lo más devastador, todos hemos tenido oportunidad de estar dentro, junto, lejos, pero siempre presentes en lo bueno que resalta en todo lo horrible que nos va desgastando. Y es que cuando llegas a la edad en que no es necesario que te expliquen todas las referencias de Los Simpsons —sólo quiero decir que ya eres adulto, no que conoces todos los intertextos. Ni siquiera tu amigo el mamón se las sabe todas, que no chingue— aprendes que no se trata de ser feliz todo el tiempo, sino sólo menos miserable. Así que agradeces lo simple que te da un respiro. A lo más pequeño que te regaló una sonrisa que no se te borró en 12 horas, o hasta que viste las noticias. Olvídense de los restaurantes caros, los viajes exóticos, los tenis importados, las medallas ganadas, la mezquina victoria sobre el CM de una cuenta de atención al que no podrías valerle más verga.

No existe la felicidad perfecta, ¿cierto?: ni en lo romántico, ni en lo filial, ni con las mascotas, ni con el trabajo. La diversión no dura por siempre, y hay que aprender a acostumbrar la vista al nuevo ambiente. Como cuando entras a tu casa después de unas horas bajo el sol de mayo, hijodesuputamadre, y no ves nada porque tus pupilas deben adaptarse poco a poco. Todos quieren al nuevo bebé, hasta que aprende el poder de sus pulmones y mantiene despiertos a todos los no-sordos, cinco kilómetros a la redonda.

Y aquí es donde viene la confesión que quería hacer. He encontrado un ritual brevísimo que me ayuda a no tomar un bat y romper la ventana más cercana: le doy al botón de rewind de mi cabeza, me pongo a buscar un pequeño gesto y lo reproduzco para sentir de nuevo el agua helada que hace que me mueva.

Cuando Marco maúlla en la madrugada, recuerdo los domingos de arrumacos con él y Polo, echados en la cama mientras yo leo, veo una película o duermo junto a ellos como si nada horrible pudiera pasarnos.

Cuando el 640 está atascado y va a 10 kilómetros por hora mientras la temperatura en el interior es de 50 grados centígrados, reproduzco todas las ocasiones en que pude viajar con la mirada perdida en el paisaje, audífonos bien abrazados a mis oídos, sin imaginar mi muerte violenta bajo las llantas del camión que se me echa encima cuando voy en la bicicleta.

Cuando escucho los gritos de mi vecina que interrumpen el silencio que por fin llegó (Marquito ya no maúlla, está jugando con una bola de lana), agradezco que haya estado conmigo cuando apareció un alacrán marca diablo y me ayudara a matarlo entre gritos de señora y brinquitos de pulga.

Cuando voy a una marcha a gritar consignas de hartazgo, y el camino es una línea recta de asfalto ardiendo que parece no tener fin, me recargo de energía al encontrarme a una ex compañera de la universidad, a una de las mejores jefas —y personas— que conozco, o un grupo de músicos que llevaron sus instrumentos para acompañar más fuerte; familias completas, con niños y adultos mayores que también saben que el recorrido no es sencillo.

Y si en el trabajo no funcionan las cosas y la moral está baja, me vuelvo a contar las historias que me gusta contarme:

cuando Tito me regaló un paquetito de galletas de queso porque le dije que eran las que me compraba mi mamá cuando era niña;

cuando Yuca me topó en una tocada y al ver que mi tatuaje le daba nombre a la banda en el escenario me dijo que era como estar en un concierto de The Rolling Stones y encontrarse a Bob Dylan entre el público;

cualquier momento en que cualquiera de nosotras, las chicas, nos echamos porras en el chat;

cuando Aline encontró en cuestión de segundos el perfil de una persona que apareció en un chisme y queríamos ponerle cara al protagonista;

cuando David me mandó el primer mensaje matutino para que no olvidara el casco antes de ir en bici a la oficina;

cuando Joel me dio una botella de ginebra en Navidad;

cuando Gus me dio un abrazo en el Oso Negro…

De ese estilo, tengo algunos más a la mano que otros, pero siempre aparecen en grupo. Y hasta ahora, son infalibles.

No sé si este juego de rebobinar sea a prueba del tiempo o de cualquier circunstancia. Al fin y al cabo, las cintas magnéticas se rompen, los recuerdos cambian de significado y, vaya, el tiempo lo destruye todo; además, dentro de lo que cabe, mis problemas no son los de otra gente que tiene que agarrarse de más asideros para no caerse.

Pero mientras funcione, lo seguiré aplicando porque nuestros padres no nos enseñaron otra cosa y creo que a veces no sé cómo dar otro paso si insisten en salpicarnos de ácido. Me gusta pensar que —así como lo han hecho mis compañeros de YuJo!, mi papá y mis carnales, mis amigos, algunos extraños y los gatitos que me encuentro en la calle—, quizá, le puedo dar un pequeño salvavidas a otros que tengo cerca o que tienen que toparse conmigo en el camino.

Si podemos evitar ir por la vida rompiendo ventanas, hagámoslo. (Aunque todos sabemos que hay un límite y ese se cruza con bat en mano).

Sean amables, rebobinen.

Abril Ambriz Posas

IG: @ladyprovolone

Twitter: @ladyprovolone

2 mayo, 2018 - No Comments!

Stay chido! | Una serie de encuentros afortunados

Venía de desayunar un domingo cualquiera. Traía conmigo la fruta, carne y verduras de la semana. Ale no estaba conmigo, pues se había ido de viaje, así que caminaba solo y quedaban pocas cuadras para llegar a mi casa. Pensaba en aquellos pendientes que aún debía terminar cuando, al cruzar la calle, pude percatarme que un par de señores llevaban cargando una cobija a manera de camilla, con algo de esfuerzo. Atrás de ellos, había una señora afligida y triste.

Aún me quedaban lejos, no podía distinguir muy bien, pero me apené, sentí un poco de miedo y pensé en cambiarme de acera. Pero seguí caminando, pretendiendo que no pasaba nada, aunque a cada paso mis sentimientos se agudizaban. Entonces vi que subieron el bulto a la parte trasera de un coche, y alcancé a ver que era un perro. Casi de inmediato escuché a un niño llorar que estaba recargado en el cancel de su casa, abrazando un osito. Atrás de él había algunos familiares a la puerta, todos con el mismo rostro.

Sólo el niño lloraba y puedo asegurar que nadie se dio cuenta de que pasé caminando: todos miraban fijamente la escena que describo.

Apenas me alejé lo suficiente, empecé a llorar. Recordé lo culero que es ese momento en que deja de existir alguien a quien amas, momento que muchos evitamos, otros odian u olvidan, incluso lo borran, pero que eventualmente nos toca enfrentar.  Que a veces preferimos simplemente no mantener vivos.

Sentí muchas ganas de abrazar a aquel niño, sabía que lo necesitaba, tal y como yo lo necesité cuando vi morir a mis perros. Primero fue Candy —una collie—, y el último Tinitus un schnauzer—, ambos considerados como integrantes de la familia. En realidad no había mucha diferencia con nosotros: comían, jugaban y dormían dentro de la casa, y convivimos durante mucho tiempo. Hace unos años, y por estas fechas, me tocó mi propia escena, únicamente con Tinitus. Después de que enfermara sorpresivamente lo tuvimos que dormir. Por fortuna, pude despedirme, estar con él justo antes de que se fuera y agradecer aquellos momentos chidos, e incluso las mordidas.

Esta nota, o entrada del blog como le llamamos acá en YuJo!, no intenta que ustedes se pongan tristes. Es más: no es una nota triste. Se trata de lo inexplicable que me pareció que, justo ese domingo, a esa hora en la que habitualmente no estoy fuera de mi casa, me encontrara con aquel cuadro que me recordó a mis perros, lo mucho que los quise y cuánto los extraño. Lloré al pensar en ellos, por querer que ese niño se sintiera mejor y sobre todo por lo chido que es estar en compañía de seres queridos, amigos, pareja y familia en general, en esos momentos en los que creemos que estar solos es lo mejor, cuando sabemos que acompañados es siempre la mejor vía para aceptar, entender, superar y atesorar esos encuentros afortunados.

<3

Tito

IG: @titorama

25 abril, 2018 - No Comments!

Somos Buenas Ondas | No vaya ser que por error te diviertas en el proceso

Para estar serio no necesitas mover ni un sólo músculo de la cara. En cambio, para sonreír se necesitan (dependiendo de la persona) alrededor de doce. Probablemente por eso, en la mayoría de los procesos que vivimos todos los días, nos evitan a toda costa tener que fastidiosamente mover esos músculos.

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Y aún así, me he encontrado con diferentes lugares o productos que, con un poco de esfuerzo, nos hacen pasar un rato memorable, divertido y que hacen de este mundo lleno de cosas horribles, un lugar un poco mejor.

Aquí algunos ejemplos:

 

El frutero de Loma Bonita

Es el clásico que maneja su pick-up destartalada con bocinas. Recuerdo perfecto un diálogo entre el frutero (del que no recuerdo su nombre) y mi abuela (de la que todo el tiempo me acuerdo):

Mi Abuela - ¿Tiene naranjas?

Frutero - Sí, señora, ¿pero sabe qué? *pausa dramática*… están demasiado frescas y jugosas, ¿no le hace?

Mi abuela - jiji n_n Deme 30 kilos.


El Carnalito

Un restaurante en la carretera entre Atlacomulco y Toluca, con mal gusto en la decoración, pero excelente en la elección de becerros y sus ingredientes. Se dirigen a ti siempre como “carnalito" o “carnalita ”, no importa si tienes 60, 30 o 20, pinta de directivo, hipster o ama de casa.  Además cumplen con lo más importante: una barbacoa digna del matrimonio de cualquier tlatoani. Que te digan carnalito tantas veces hace que no se te olvide nunca donde estás.

 

HOLA Smoothie

En los ingredientes dice: "Sin conservadores ni cosas raras".

 

Starbucks

¡Eh! ¡Tranquilos! 

Pero que pongan tu nombre y una carita feliz a tu bebida, que siempre tengan wi-fi, salas de juntas, y mobiliario padre, ha hecho de Starbucks las primeras oficinas, sucursales y centros de negocios de tantas empresas (incluido YuJo! en sus inicios y versión remota). Quizá por eso ya no nos cuestionamos cómo pasamos de pagar 20 pesos de café con refill, a 60 por una sola taza.

 

Disney

No sé si los sueldos son enormes, si les dan Prozac o cigarros de los que dan risa, pero me impresionó como siempre están buscando como hacerte tu momento especial, no importa si llevan 3 horas sellando boletos de entrada a 40ºC o dentro de una botarga.

 

Basecamp

Cuidaron tanto cada texto de cada proceso y cada notificación que hasta te dan ganas de invitarlo a la posada. 

Ya sabes que es un programa, ya sabes que es trabajo, pero que celebre contigo cuando terminaste una tarea, me parece bastante buena onda.

 

Virgin Airlines, e incluso Volaris

Si Volaris no se hubiera esperado a que les saliera bigote a los protagonistas de su video de seguridad, sería un buen ejemplo para hablar de cómo ese momento tan repetitivo y soso que es el speech de seguridad puede convertirse en algo incluso entretenido.

Virgin Airlines, tiene varios ejemplos muy chidos, aquí les dejo uno viejito, pero bonito.

 

El conmutador de YuJo!

Claro, es nuestro, obvio hay mano negra.

Pero si ya decidiste marcar 0 1 8 0 0 4 0 0 9 8 5 6, si ya te contestará una máquina,  por lo menos que te robe una sonrisa. Les pongo una frase por si su plan de celular no les permite marcar números 01800:

“Gracias por llamar a YuJo! Creatividad Aplicada, si conoces el número de extensión márcalo ahora. Si no, espera en la línea y te contestaremos antes de que puedas decir Estoy llamando a YuJo! Creatividad Aplicada”

 

Y finalmente, el campeón

SpaceX

Cuando querían calcular qué tanto peso puede llevar un cohete, usaban bloques de concreto o de metal.¿Sabían eso? Claro que no, porque a nadie le interesa.

Cuando The Boring Company de Elon Musk entró al juego de la conquista espacial con SpaceX, decidieron que estaba DLV mandar bloques de concreto, entonces enviaron:

  • Un tesla
  • Con un hombre espacial (dummy, creemos o queremos creer)
  • Con “Space Oddity” de fondo
  • Un letrero: “Made on Earth by humans”

¿Y qué dijo Musk sobre el proyecto?

“Of course, anything boring is terrible, especially companies, so we decided to send something unusual, something that made us feel”. 

Estamos expuestos ante tantos mensajes, tantos productos, tantas personas, que lo realmente arriesgado es no hacer nada diferente.

 

Yuca Ávila

Twitter: @yucaavila

Instagram: @yucaavila

 

21 marzo, 2018 - No Comments!

Ya Cómete La Maldita Naranja | Rookie

Vamos al grano: llevo casi tres meses aquí. Por lo tanto, sigo siendo un novato.

Se me ha ido rápido, todo va bien y al 100, y he notado varias cosas muy peculiares de la zona. También son las que más me han gustado y he apropiado.

Así que, ¡venga la infografía!

Elías Ruvalcaba

Instagram: @elias_mule

14 marzo, 2018 - No Comments!

Eso No Se Dice | Truco no-inútil no. 2

Todos tenemos una piedrita en el zapato, esa a la que llamábamos proyecto, meta, pasión o ganas de hacer algo, pero que siempre terminaba acompañada de un “el lunes empiezo”.

Aquí les dejo un ejercicio ñoño para que San Lunes llegue pronto. Impriman su hojita (de preferencia redúzcanla para no contaminar tanto) y ténganla cerquita, junto a su corazón para que ya pinches cumplan lo que quieren.

Descárguelo, por amor de dios.

 

Jaz Talamantes

Instagram: @jaztalamantes

14 febrero, 2018 - No Comments!

NeaNea | Tiempo de relax

Después de un intento fallido de ahondar en un tema, decidí dejarlo de lado y compartir con ustedes un poquito de uno de mis hobbies.    

Posiblemente muchos de ustedes ni sepan de qué hablo, porque no creo que sea la actividad que todos realizan en estos tiempos, pero hace muchos años lo practicaban mucho, generalmente, las mujeres: el punto de cruz. Además de ser uno de mis pasatiempo favoritos, es mi spa favorito: una forma de relajarme y desconectarme un rato del mundo, acompañándolo de buena música. Puedo pasar horas enteras cosiendo y el tiempo se pasa volando.

Lo practico desde que tengo 6 o 7 años. Al principio, hacía costuras muy sencillas, líneas rectas de crucecitas y también colocar las chaquiras. Después seguí con algunos diseño un poco más grandes, fui perfeccionando la técnica pero sin estar exenta de muchos errores. Recuerdo que en alguna ocasión me equivoqué y tomé un punto de más: el horror, porque a la hora de que terminar la figura, no cuadraba. Casi lloro porque no hubo de otra más que desbaratar hasta donde encontré el error e iniciar de nuevo. Pero conforme pasó el tiempo, agarré callo, tips  y eso errores han ido disminuyendo hasta ser casi nulos, y puedo terminar algunos diseños sin ellos, aunque de vez en cuando todavía la riego.

Mi mejor maestra ha sido la señora Maricú. Mi mamá, pues. A ella le gusta todo lo manual. Desde niña ha hecho algo de eso, como cuando hacía los bordados de los vestidos que armaba una amiga suya, así que fue natural que empezara a hacer punto de cruz en casa. Por eso inicié yo tan joven. No es tan sencillo como parece, porque aunque sigues un patrón que te dice qué colores, tipos de hilo, y materiales usar, debes tener mucho cuidado. Lo interesante es que las cruces deben apuntar al mismo lado, y que por la parte de atrás no se crucen. Mi hermana también hace punto de cruz, pero acá entre nos, yo hasta ya superé a mi mamá. Eso sí, Maricú domina los puntos contados y la plumilla. Mi hermana, es la reina del tejido.

La paciencia es una de las herramientas principales del punto de cruz. Uno de los patrones más complicados que he hecho es el dibujo de un par de hadas. Me llevó dos años, por hada, terminarlo, y eso que las hice en una tela que tiene un cuadro grande.

¡2 AÑOS CADA UNA!

 

Y el reto más grande, que estoy a punto de terminar, es una sirena de lino.

 

Andrea Rodríguez Bravo


Ideas que cambian la vida S.C.
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