Archives for julio 2018
¿Qué tanto puede pasar en 45 minutos? Bueno, personalmente les puedo decir que decidir caminar, en lugar de usar el coche, me ha respondido esa pregunta: mucho. Salgo del departamento aproximadamente a las 7:30 para llegar a las 8:15. En total camino 8km diarios, me toma hora y media la suma del recorrido de ida y vuelta y me di cuenta de que este nuevo hábito cambia por completo mi día.
Empezar a caminar me ha hecho tomar en cuenta que algo tan simple como cambiar mi manera de llegar al trabajo puede traer beneficios al ambiente, a mi persona y al propio cuerpo: representa un tiempo para planear mi día o reflexionar sobre la vida, llegar al trabajo con el cerebro oxigenado, reducir el estrés, la depresión, la ansiedad. Te hace sentir que todo se vale en los trayectos, cuando te permites valorar las experiencias y detalles del día a día.
Te ofrece un espacio para escuchar tus podcasts y playlists favoritas, incluso audiolibros.
Encontrarte con Ruperto, el caracol que está pegado en la misma pared cada mañana.
Te permite disfrutar de momentos espontáneos, como ver a un migrante (casi de mi edad) sonriendo, agitando los brazos y gritando que logró trepar al tren, mientras yo esperaba a que el tren dejara de pasar para poder cruzar.
Te das cuenta de que empiezas a reconocer en el paso peatonal de la Gran Plaza a las mismas familias con sus niños, siempre a prisas, para llegar a la escuela de enfrente. A un señor canoso que pasa siempre en bicicleta y al señor de cola de caballo que casi diario pasea a ocho perros.
Es un momento para ver cómo crece la camada de gatitos que hace semanas te encontraste en la puerta de una tiendita.
También se vuelve un espacio para saludar todos los días al señor del puesto de las flores, quien siempre deja la banqueta mojada.
Caminar diario al trabajo me ahorra la gasolina, soy un coche menos en el tráfico, me muevo de una manera que ocupa poco espacio, contamino menos, puedo darme el tiempo para saludar a las personas que me encuentro y recorro mínimo 40km por semana para al inicio de cada día llegar a YuJo! y saludar al equipo.
¿A ti qué te hace falta para cambiar de hábitos? Puedes iniciar por lo más pequeño, date el tiempo, camina o vete en bici al trabajo. Puede ser un gran cambio, positivo para ti y tu ciudad.
Raul Avila
Behance: raulavilag
Instagram: @roowl
Creo que una buena forma de identificar estilos tipográficos es entendiendo la personalidad que tienen, y qué manera más sencilla y universal que con personajes de Los Simpsons, que ya tenemos todos tan identificados (espero), y la lista va así:
La tipografía Serif refleja un estilo clásico y conservador. Algunas veces tiende a lo elegante y autoritario. Si lo que buscas es tener presencia en un texto este estilo vendrá bien.
Uno de mis favoritos, el estilo Script denota fluidez y se ve muy relajado. También expresa mucha actitud, ya que al ser hecho por nuestra propia mano, refleja aspectos de nuestra personalidad.
La tipografía Sans es el estilo más contemporáneo. Fue creado a mediados del siglo XX, y generalmente se usa para denotar modernidad, como si gritara “soy bien modernillo, bien actual y bien cool” (actualmente se ha abusado de este estilo, pero eso es otro tema).
Es gordita, redondita y chistosita. Creo que no hay nada más que agregar… ¡ah, sí! Es como la cabeza de Homero.
Este en realidad no es un estilo, es una tipografía, pero pertenece a una familia chafita. Todas las que parezcan papel de envolver regalos de Wal-Mart son una broma (y una muy mala) ¡No las usen!
Claro que dentro de estos estilos aún hay subdivisiones y categorías, pero a grandes rasgos esta guía nos ayuda a identificarlas. Espero te sirva, perro, ¡y ponte a ver Los Simpsons más seguido!
Elías Ruvalcaba
Instagram: @elias_mule
Probablemente a estas alturas el boom político ya está un poco más calmado, sin embargo, estos días no he podido dejar de pensar en todos los comentarios con los que me topé. Es cierto que existe la libertad de expresión, pero no usemos ese escudo para defender nuestros discursos de odio.
Leí a personas que me llamaron naca, pendeja, por el simple hecho de haber tachado un nombre en mi boleta. No seamos lo que tanto criticamos, o mejor aún, no seamos de los que no van a aportar nada y sólo restarán. Mi abuelita siempre me dijo “si crees que hay algo bueno que decir, nunca te lo guardes”. Y como la gran sabia que era, esta nota es una invitación a hacerle caso, y si dentro de esa lección podemos evitar dar mensajes de odio, ¡ya estamos del otro lao, carajo!
No quiero caer en el discurso de “mientras seas un buen ciudadano, barras tu calle, no tires basura, todo estará bien”. Esas son cosas buenas, pero no suficientes. Es tan importante quien está a la cabeza de un país, como quien hace su chamba día a día por vivir en un lugar mejor PARA TODOS, pero creo que tenemos que ir un pasito más allá, no como ese pasito para atrás que sentí el lunes por la mañana.
No te preocupes carnal, todos la hemos cagado en algún momento, hemos dicho frases machistas, misóginas, homofóbicas, clasistas, racistas; pero ojalá la caguemos un poquito menos en el futuro. El primer paso es reconocer nuestro problema, como los pinches adictos a cagarla que semes*.
Aquí cabremos todos, cuando dejemos de hacerle el fuchi al que está a un lado.
*Lenguaje incluyente, krnel. Aprende algo, dinero.
Jaz Talamantes
Instagram: @jaztalamantes