(Y no morir en el intento)
En casa armar un rompecabezas es parte de la convivencia.
Nos ponemos a armarlo los tres (papá, mamá y yo); hay ayuda mutua y un poco charla. Nos sirve para el desestrés del día: después de un día pesado de trabajo, no hay nada mejor que poner alguna piezas en el lugar correcto, TU LOGRO DEL DÍA, “¡¡yeii!!” Y por otra parte, te ayuda para la agilidad mental, la paciencia, perseverancia.
Por eso te invito a que lo hagas ya sea solo, con amigos, tu roommie, pareja, familia. Pueden iniciar con 500 piezas, puedes descubrir que tienes habilidad o que eres pésimo. No importa, el chiste es hacer algo nuevo si nunca lo has intentado.
Si existen mil formas de empezar un rompecabezas o hasta un libro que te lo enseñe, no lo sé, pero para mí esta es la mejor. Van mis consejos.
1. Localiza un lugar plano y de poco movimiento, donde colocarás tu cascarón de huevo o cartón (fíjate que tenga las mismas medidas que el rompecabezas).
No querrás perder ni una pieza, es lo peor que te puede suceder al terminar tu rompecabezas.
2. Abre el paquete y separa las piezas. Localiza todas orillas planas, que es con lo que iniciaremos, y al igual separa por colores o por algo significativo. En este caso separé en cuatro:
Esquinas
Azul del cielo
Arbustos
Montañas y castillo
3. Primero arma el marco del rompecabezas, así se te hará mas fácil rellenarlo. Ubica las esquinas, fijándote en los colores, para agilizar.
4. Realiza subdivisiones, con texturas, colores parecidos, etc. Eso también te ayudará.
Recuerda que es muy importante que las piezas deben de embonar con delicadeza y fácilmente.
Si encuentras piezas que lucen igual, checa las formas de las cabecillas: ahí se nota la diferencia.
Les comparto algunos de los rompecabezas que he hecho, y que están pegados y listos para enmarcar. No todos han merecido ese honor.
Andrea Rodríguez Bravo