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24 enero, 2018 - No Comments!

Mirador | Si siguen aquí…

2017 fue un año increíble.

Personalmente, cumplí objetivos de los que me siento muy contento. Terminé un par de medios maratones que pensé que llegarían mucho tiempo después. En Cash ‘n’ Goal , un proyecto de YouTube que hago con mi hermano de otra madre, conseguimos nuestro primer patrocinador. Me independicé. Viajé a Nueva York para proponerle matrimonio a la mujer más maravillosa que conozco. Y me dijo que sí.

El año pasado llegué a YuJo! y me encontré con compañeros muy profesionales y talentosos, que también son personas muy divertidas y que, conforme pasa el tiempo, se han convertido en mi familia.

En los nueve meses que llevo acá han pasado cosas muy chidas. Una de las mejores es que, haciendo, aprendo algunas cosas sobre el mundo de la creatividad, aunque conste que me faltan muchísimas todavía.

Por ejemplo, en septiembre Joel, Abril y yo fuimos a Querétaro a trabajar y aprovechamos para conocer Peña de Bernal. Luego viajé a Metepec, Puebla, porque un cliente tenía un evento, y casi cuando se terminaba el año fui a una expo del mismo cliente con Rocío, Aline y Yuca.

Sofi alumbró el camino y descubrió que hay vida más allá de ser Community Manager. Gran descubrimiento de su parte.

En YuJo! no todo ha sido trabajo, también me he divertido un montón. Con Andy Salvaje he intercambiado balazos de Nerf artesanales, que al final del año se convirtieron en disparos de gotcha a sangre fría. En esa ocasión, la ganas de no perder, hicieron que casi mate a Elías.

Desde abril empezaron mis lecciones de futbolito, y la verdad es que he tenido grandes maestros y compañeros de equipo, como Tito con su diagonal; Gush con su intimidación al rival; Jaz con su reguilete, y Andrea atajando de todas, todas. También Jacob y yo nos privamos de la risa de un memeringo francamente malísimo.

Este año también nació el Combo Davis, que Yuca y Joel se encargaron de popularizar. Abril me enseñó qué tan importante, e ignorada, es la coma vocativa, y Jesica casi me descubre comprando su regalo del intercambio.

Como dije al principio, 2017 fue un año increíble, y este que comienza me gustaría que fuera muy parecido. Por eso, a Jacob, a Gush, a Tito, a Abril, a Sofía, a Andrea, a Jesica, a Jaz, a Rocío, a Aline, a Andy, a Yuca, a Joel y a Elías les propongo que si siguen aquí como han estado, yo seguiré aquí para divertirnos y hacer que esto crezca.

David Moreno

Twitter: @dmorenoc_

Instagram: @dmorenoc_

19 octubre, 2017 - No Comments!

Mirador | Boli

Soy el bolígrafo de los sueños de cada escritor, de todos, desde Cervantes —aunque no me conociera cuando estaba dentro de una prisión— hasta Vila Matas, pasando por Cortázar y Neruda.

 

Mi historia es curiosa, porque en realidad soy un bolígrafo común y corriente, de esos que muerdes y que reposas en la oreja; de los que se quedan sin tapa y no encuentras en la mochila. Aunque en realidad me gusta más estar en el bolsillo, preferiblemente boca abajo, por eso de que la gravedad ayuda a que la tinta baje y ya no tienen que hacerme molinillo violentamente.

 

Soy un bolígrafo común y corriente. Tengo tinta y hago lo que la mano me diga. Si dice que escriba, escribo; si dice que dibuje, lo hago, y no me sale nada mal.

Por ejemplo

Pero creo que soy más de escribir, garabatear firmas o flores en las servilletas.

 

Lo que me hace especial, si se me permite regalarme el atributo, es que puedo hacer que la gente pueda escribir. No sé muy bien cómo funciona, sólo sé que de alguna manera ayudo a que encuentren las palabras que quieren usar.

 

Por ejemplo, trabajé con Miguel Hernández para uno de sus poemas que termina así:

 

Sigue, pues, sigue cuchillo,

volando, hiriendo. Algún día

se pondrá el tiempo amarillo

sobre mi fotografía.*

 

Escribir conmigo sólo tiene una tara, es algo insignificante y quien me diseñó creyó que era justo: las personas que trabajan conmigo tienen que hacerlo de noche. Algunas toman café para aguantar, otras no. Después de algún tiempo no me necesitan más, escriben como quieren y yo puedo pasar a otras manos, todo empieza de nuevo.

David Moreno

 

Twitter: @dmorenoc_

Instagram: @dmorenoc_

 

*N. de la E. Fragmento de "Un carnívoro cuchillo", de El rayo que no cesa.

7 junio, 2017 - No Comments!

Mirador | Mal juego, buena jugada

Estamos a quince segundos de que termine el partido. Jugamos de visitantes ante Arizona Cardinals de Guadalajara; nosotros representamos a los Cardenales de Zapopan. El parecido de los nombres sugiere la historia de estos dos equipos: un día, los fundadores lideraban a los Cardinals, pero algo sucedió; nació Cardenales y ahora son rivales a muerte.

Vamos ganando, el partido está 45 – 38 y nuestro rendimiento cae en picada. Más tarde, el papá de Dávila, nuestro quarterback, me dirá que es porque somos nueve jugadores y el tochito es un deporte de intensidad en el que siempre hay siete en el campo. No hay condición que alcance.

Yo no he dado un gran partido, y aunque he presionado al quarterback, no le he podido quitar ni una bandera y me he resbalado en varias de mis aproximaciones. Según Nano, un receptor de mi equipo, no ha logrado lanzar cómodo.

La ofensiva de Cardinals tiene el balón en la yarda diez y el tiempo está corriendo. Su pasador grita para que le centren el balón. Él está a cinco yardas de su centro y yo a diez de él. Arranqué. A estas alturas ya se había escapado muchas veces y también nos había puesto a sufrir con las escapadas de su corredor. Entonces penetré. Algo a lo que aún no me acostumbro es a hacer mi máximo acercamiento sin entregarme, casi por inercia corro a quitarle la bandera, así que con un movimiento cualquier lanzador se quita mi marca.

Ahora hice mi máximo avance, el quarterback realizó un corte antinatural: es diestro y cortó a la izquierda, lo que además de incomodarlo para correr, complica más que se pare bien para pasar: sin duda una mala decisión. Después de su movimiento, me acerqué más y terminó la sequía, por fin quité una bandera, nuestra primer captura del juego. Después de muchas persecuciones lo logré.

Ochouno, su quarterback, se lamenta, es consciente de que el partido está por morir. “Buena, cabrón”, me dice entre frustrado y desesperado. Cuando termine el juego, Gori, otro de nuestros receptores, me dirá que lo salvé con la captura; yo sólo pensaré que quiso ser amable.

Ochouno, pidie tiempo fuera para tener una última oportunidad: quedan tres segundos en el reloj. La suerte está echada. Aprovechamos el tiempo para hidratarnos un poco, pero no muy poco, lo suficiente. Nos formamos a la defensiva como casi todo el juego: cover 3, la única diferencia es que Chino, nuestro corredor, ahora tiene marca personal con su corredor. “Vas con él” le grito, y señalo a su corredor, como para confirmar.

"¡En Down!" grita el pasador de Cardenals para pedir el centro, mientras la porra local pide a voces una anotación. La nuestra pide que los detangamos, al mismo volumen.

Unos drives atrás salté antes de tiempo y se marcó invasión defensiva, así que espero el movimiento del centro. Centra. Penetro de nuevo y enrrachado hago mi máximo avance, no me entrego; da un pase lateral a su corredor que estaba casi en la banda izquierda, yo sigo a Ochouno.

El tiempo se detuvo, yo tengo más y menos presión, el pasador no tiene el balón y eso es bueno para mí, pero ahora es un posible receptor y mis piernas no aguantan más. Su corredor recibió cinco yardas detrás de la línea de scrimmage, Chino está sólo a 4 yardas de él, los segundos se hicieron más y más lentos, el corredor está por tomar una desición.

Cardinals mandó un all go, todos salieron con trayectorias rectas y en la zona de anotación hicieron un scramble. Por fin, Diego, su corredor y ahora pasador, soltó el brazo, todos seguimos a nuestra marca, al ver a dónde se dirige el balón me detengo. Veo cómo el balón se mueve en cámara lenta, las tribunas siguen gritando, pero ya no escucho nada.

 

El balón va a la zona de anotación y tiene todas las miradas encima. Va tan lejos de todos, que nadie puede cambiar su ruta; es un pase recto como el aguijón de una avispa con mucho veneno. Nano está persiguiendo a su marca, también ve el balón y decide ir por él. Chango adelanta al receptor al que cubre; todos seguimos con la mirada la trayectoria del balón: va directo a él, lo tiene, intercepción, todo teminó, ganamos.

Los últimos quince segundos del partido duraron más que el resto del juego y, por el resultado, terminaron por ser más valiosos.

 

David Moreno Carmona

Twitter: @dmorenoc_

Instagram: @dmorenoc_

 


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