Este mes, que cada año se dedica a la batalla contra el cáncer de mama, me acordé de algo. No es lo más agradabe del mundo, pero antes de que se acabe octubre y los disfraces o el pan de muerto nos pidan toda su atención, pensé en compartírselas.
Durante mi estancia en el servicio social como nutrióloga, tuve oportunidad de conocer distintos casos de cáncer de mama, sobre todo en mujeres jóvenes, y señoras de más de 50 años. Cada caso me marcó de manera distinta, pero todos me pusieron algo en claro: esta enfermedad no es exclusiva de un grupo de edad o de cierto hábitos. No respeta hobbies o aspiraciones, y el tiempo es el factor más importante para combatirlo.
Recuerdo muy bien el caso de una chica de 32 años, a quien le detectaron el cáncer cuando estaba embarazada de su segunda hija. Cuando la conocí, su primera niña tenía un año apenas, pero la metástasis había llegado ya a su cerebro y había perdido la vista. No vio crecer a sus hijas.
Como ya mencioné, no es el único caso con el tuve contacto, pero es el que quiero compartir porque a veces se nos olvida que la prevención es el arma más fuerte que tenemos, cuando se trata de enfermedades. El cáncer de seno ataca principalmente a mujeres y, no es cansado repetirlo: detectarlo a tiempo es clave. No quiero deprimir o asustar a nadie, más bien recordar que es importante estar alerta. Piérdanle el miedo a autoexaminarte, revisar cualquier anomalía o resolver dudas con tu médico o ginecólogo de confianza.
Cuidémonos y compartamos con nuestras mujeres más cercanas información valiosa, y olvidemos tabúes, vergüenzas o miedos, que por eso nos echamos porras siempre.
Andrea Rodríguez Bravo
Published by: abril in yujo!