El mal augurio del archivo_Final
En la publicidad, como en cualquier otro campo de trabajo, existen mitos y leyendas en los que puedes creer o no. Pero si un experto te advierte un día sobre algo, es mejor hacerle caso o aceptar las consecuencias.
Hace algún tiempo cuando empezaba a trabajar en esto, y aún no sabía nada de la vida (ahora no es que lo sepa todo, pero sí un poquito más), me encontraba diseñando ciertos menús para un H. Restaurante. Ingenuamente, al primer archivo que mandé para aprobación se me ocurrió nombrarlo fulanitomenu_blablabla_final, a lo que me respondió la vida con un gran “¡JA!” -y además de ella, todas las personas por las que pasó el archivo para revisión; como dije antes, no sabía NADA de nada-. Una buena persona se apiadó de mí y me explicó: “Aída, nunca nombres un archivo con nada que tenga que ver con final o definitivo”. Y claro, si hacemos retrospectiva en el finder de mi computadora, había cientos de documentos escolares llamados archivo_ final, archivo_final02, archivo_final_ok, archivo_final_esteeseldefinitivo, archivo_esteSíeseldefinitivo… pero tal vez ninguno lo fue, no porque fuera malo o estuviera mal hecho, quizá era porque la vida te da con su mazo gigante en la espalda cuando crees que tú eres mejor que ella y te dice: “¿Ah, sí? ¿Con que crees que es el final? ¡Pues nooo! Toma esto, pequeño mortal”.*
En esa ocasión del menú, tuve que cambiar “Sándwich de Atún” por “Sándwich de Salmón ahumado” al menos unas 5 veces, sin contar las que tuve que actualizar los precios de cada alimento y otras muchas pequeñeces, o como diría mi amiga Emilia: puñekeces.
Y a veces, aunque no escribas el final en el nombre del archivo, pero crees que un proyecto es tan sencillo que puedes terminar fácil y rápidamente, ¡Pum! Otra vez está la vida apuñalándote por la espalda.**
Hay proyectos que se parecen a la cosecha de mujeres, por más que uno quiere nunca se acaban.
Esto es muy triste u.u porque uno le va perdiendo el amor a las cosas con tantos cambios y tantas idas y vueltas. Son como proyectos zombies, piensas que ya están muertos pero reviven y te atacan, te comen el cerebro y exprimen todo lo que pueden de ti.
Bueno, no todo es malo, también hay proyectos que aunque no se acaban, cada que los vuelves a abrir sacas cosas buenas de ellos, o más bien les pones cosas que aportan. Ese tipo de proyectos los comparo con los shampoos que no quieres que se acaben y los sigues apachurrando hasta sacarle la última gota, y cuando ya de plano no sale nada abres la tapita y con el dedo sacas lo que sólo tú sabes que queda.
El punto es que desde esa vez del sándwich de atún creí haber aprendido que NO tenía que nombrar así los archivos, hasta que el año pasado tropecé y por un descuido nombré un archivo como si fuera el definitivo pensando que ya estaría Listo!***…
Se volvió un proyecto zombie.
En Dios confío para que ya se acabe (pero desde enero estoy esperando eso -.-).
*La vida es una perra. N. de la E.
**Parafraseando a Bonifaz Nuño: pinche vida. N. de la E.
***Sic.
Aída Morales
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