No es ninguna sorpresa que estemos hechos de costumbres: desde que nos levantamos hasta que nos vamos a la cama seguimos una serie de pasos que se ajustan al script de nuestra vida y que en cierta forma llamamos estabilidad.
Sin embargo, un pequeño cambio es suficiente para que las circunstancias nos agarren a contragolpe. El actor en nuestras vidas improvisa para una comedia cuando el libreto claramente indica que se trata de un drama.
El reto comenzaba así:
Nivel de dificultad: alto.
Salud: óptima.
Armamento: la filosofía del carnalismo.
La semana estuvo marcada por muchos imprevistos en el plano de lo profesional y personal, pero tal vez nadie pudo ver lo que se venía encima.
Las primeras situaciones pudieron ser resueltas con relativa facilidad. Nos quitaron el internet en la oficina; nos vamos a casa de los papás de Yuca. Pitches por entregar; nos quedamos más tiempo en la oficina. Me cortaron la luz en la casa; enciendo velas y tengo veladas románticas conmigo mismo durante las noches, sin albur.
Pero la cosa eclosionó cuando tuvimos que transportar dos libreros de dimensiones monolíticas que son parte del mobiliario de YuJo! Sabíamos que ese día iba a llegar, pero no estábamos preparados. El primer problema era cómo transportar esa pesada carga y fue así como me vi rodeando el librero cual simio en 2001: Una Odisea del Espacio esperando que se pudiera transportar por el tiempo y el espacio.
De alguna forma, entre seis hombres pudimos mover los muebles, no sin antes sufrir magulladuras, una caída accidental al registro de la nueva oficina, para el final comer una hamburguesa tan mala que se sintió como el castigo después del castigo.
Las despedidas muchas veces estás sobrevaloradas y hasta se puede decir que son egoístas; nos intentamos aferrar a una cosa o persona para exprimirle los últimos minutos de nostalgia para sentirnos en paz con nosotros mismos. Aquí no hubo ese momento de voltear atrás, ver el espacio vacío o sentir que una parte de nosotros se quedaba en la vivienda abandonada.
Esa fue mi despedida de Ámsterdam, escenario de incontables aventuras, que nos desterró de tal forma que cerrar esa puerta fue un alivio. Al menos para mí. Sobra decir que se inaugura una nueva aventura en Chapalita y que una despedida y un hola casi siempre van de la mano.
El balance final de esa semana fue:
Objetivos logrados: 95/100.
Salud: 70/100.
Habilidades adquiridas: ir a la cama a las 10 pm.
¿Quién reta?
Gustavo "Bebocho" Ramírez
gustavo@yujo.com.mx