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8 junio, 2016 - No Comments!

Columnam | ¡Llévelo, llévelo!

—Damita, caballero, le venimos ofreciendo el artículo de moda, de novedad…

—Pásele güerita, qué va a llevar, qué va a querer. Aquí tenemos este remedio pa’ todos sus males. ¡Llévelo, llévelo!

 

Según mi abuelo, que es la persona más sabia que conozco, la clave para que una persona triunfe en la vida radica en la capacidad que tiene para vender algo. Ese algo podría ser un producto o bien ¡una idea!

Si eres capaz de venderle a alguien una idea, eres capaz de conquistar el mundo. Tal vez exageré un poco, pero la sensación de que alguien acepte lo que le quieres decir o, mejor que eso, acepte que eso que le estás vendiendo va a hacer que su vida sea mejor, es simplemente formidable.

Una de las cosas que más disfruto de ser diseñadora —y no lo digo sólo por haber estudiado Licenciatura en Diseño— es que tengo la capacidad para aterrizar una idea y convertirla en un producto. No me tengo que conformar con las cosas que ya existen en el mercado. Si quiero algo súper cool que aún no existe, sólo basta con planearlo, encontrar un buen proveedor que me ayude a hacerlo tangible y ¡listo!

Lo dije muy fácil, pero la verdad es que encontrar buenos proveedores es la cosa más complicada de la galaxia. Si creen que es cierto que los clientes son nuestros peores enemigos al momento de producir, los proveedores no se quedan atrás. Son pocos los que en vez de complicarte la vida, te la facilitan. El día que encuentres a ESE PROVEEDOR, abrázalo y no lo sueltes nunca, mándale mensajitos para saludarlo, llévale regalitos y hazlo sentir que tú y él son uno mismo, para que nunca te falle o, si lo hace, se sienta mal el desgraciado.

Esto lo aprendí porque justo acabo de cumplir un año con mi bebé, un proyecto que tenía imaginándome desde la universidad y hasta junio del año pasado me animé a parirlo: Toma que toma!, una marca de playeras con ilustraciones originales hechas por Moma (aka yo). Los diseños están enfocados en la gente que baila, toca o les gusta el flamenco. Encontré un nicho que estaba muy desatendido y creo que por eso a la gente de este mundo les ha gustado mucho, además de que “la veldá” están lindas y a un precio accesible.

Durante este año he probado diez proveedores diferentes, tanto de prenda como de impresión, y ha sido todo un rollo. Pero ha sido muy satisfactorio ver el buen recibimiento que han tenido y, sobretodo he aprendido mucho, entre otras cosas a reclamar y ponerme ruda, a vender, a ser amable, a hacer envíos internacionales y planear rutas por lugares de la ciudad que no me imaginaba que existían, hasta me hice amiga de dos que tres cholos del Mercado Bola.

Por supuesto, el otro lugar donde me ha tocado ser parte de que una idea se vuelva realidad ha sido, obvi, YuJo!, el hogar de las grandes ideas que cambian la vida, de Fundador y de las bromas que llegan demasiado lejos. Ésta última es definitivamente mi cosa favorita de trabajar aquí, no creo que en muchas empresas destinen esfuerzos para que un chiste local sea un bonito producto para tu hogar u oficina.

Ejemplo 1

El letrero del tigre. Todo surgió de una charla en la que dijimos que estaría bien padre tener un letrero de seguridad que, en lugar de "Cuidado con el perro", dijera "Cuidado con el Tigre". Y, ¡taraaaaan! Hoy en día pueden adquirir uno en nuestra tienda online.

Ejemplo 2

Tito ya estaba harto de tapar su computadora con la bolsita blanca de pellón que viene con la iMac, entonces con su gran talento diseñó una funda con forma de robot. Y el nombre surgió de una frase que dijo en la oficina: “Hace mucho que no estoy chido” (HAMUNOCHI).

Creo que es muy valioso diversificar el trabajo, si no la vida sería muy aburrida.

Y también hay que arriesgar, porque nunca sabes cuándo te toparás con alguien que llevaba años queriendo encontrar eso que tú hiciste para regalárselo a mamá. O todo un pueblo que para seguir existiendo necesitaba justo eso que creaste.

Entonces, concluyamos:

  1. Mi abuelo es un sabio.
  2. Si tienes una idea que creas buena, no tengas miedo y ponla a prueba, intenta venderla. Primero con gente cercana y después con desconocidos, si lo logras es que sí es buena; entonces inviértele tiempo, dinero y esfuerzo (también amor). Tal vez algún día te saque de pobre.
  3. Entra a la tienda de YuJo! para que veas las cosas bonitas que hemos hecho.
  4. Sigue visitando nuestro blog.
  5. Fin.

 

 

Aída Morales

instagram: momidaar

pinterest: momidaar

4 mayo, 2016 - No Comments!

Instantáneas | ¿Quieres mejores agencias? Retroalimenta

No siempre trabajé en publicidad. Pero cuando conocí este mundo, junto con la terminología y la jerga, con los nombres de las leyendas y las mañas, conocí la dinámica del pitch, que en otras industrias se conoce como licitación y que en cualquier otra profesión funciona de forma más clara.

Cuando empecé a participar en pitches, tuve la suerte (sí, suerte) de ganar varios clientes / proyectos seguidos y me enamoré de la sensación de ganar tanto al cliente como a las demás agencias. Es tan frívola la dinámica de un ganador y muchos perdedores, que la ilusión de ser mejor que los demás infla el ego fácilmente. Luego perdí varios pitches seguidos y viví con esa misma intensidad la contraparte, hasta el punto de preguntarme si de verdad servía para esto.

No sé cuándo y dónde se acostumbre competir preparando una cotización, pero en publicidad las marcas esperan de las agencias que, sólo para concursar, se haga el trabajo completo o al menos la parte más importante, que es la idea.

Últimamente, con una visión mucho más sensata de lo que implica un pitch, he escuchado voces como la de Raúl Cardós que señalan el daño que los pitches le hacen a la publicidad (porque empujan a las agencias a trabajar y presentar de forma gratuita lo más valioso que pueden ofrecer: su creatividad).

También he escuchado y creído que publicistas con la trayectoria de Cardós pueden darse el “lujo” de rechazar una invitación a crecer su agencia y ganar visibilidad, pero que para una agencia pequeña, como la nuestra, hay épocas en las que un pitch, por arriesgada que sea, es la única apuesta posible.

Creo que los pitches, como los organizan la mayoría de las marcas en México, están de la chingada: he perdido contra propuestas elegidas por razones contradictorias a lo que el brief establece y también he perdido contra propuestas elegidas a partir del gusto personal. He perdido pitches donde no se elige a un ganador, el proyecto nunca sucede —y todas las agencias perdemos—, y hasta he ganado proyectos que nunca se vuelven realidad.

No tengo una postura definitiva respecto de cuándo y cómo aceptar o rechazar las siguientes invitaciones que reciba de este tipo, pero sí creo que es necesario elegir con cuidado en qué pitches participar.

Lo que sí tengo es esta certeza:

Perder un pitch es malo.

Pero perder un pitch y no aprender nada es terrible.

La mejor forma de aprender de un pitch es a partir de la retroalimentación del cliente. Lamentablemente, la mayoría de las agencias no estamos acostumbradas a preguntar en qué fallamos y la mayoría de las marcas no están dispuestas a decirnos qué pudimos hacer mejor.

Así no se puede mejorar y, tanto agencias como marcas, nos condenamos a repetir los mismos errores. Así, la calidad de la creatividad, la comunicación, la publicidad se estancan y seguimos escribiendo notas sobre lo mal que está la industria.

Las veces que yo he perdido un pitch y he solicitado retroalimentación he recibido de todo. Desde nula respuesta, hasta mensajes explicando que se eligió a otra agencia porque hubo más click con ella. Pero el mejor ejemplo de lo pobre que es la cultura de la retroalimentación en publicidad y, específicamente en el contexto de los pitches, es ésta:

No acostumbro

La peor respuesta del siglo

Considerando el tiempo que una agencia le dedica a entender el problema, preparar una propuesta, cotizarla y presentarla, me parece una grosería que una marca no le dedique ni un puto correo a ampliar la visión del proyecto, a rescatar el valor que cada equipo aportó y a ponerlo en perspectiva. La misma marca ganaría mucho de este proceso.

Si una marca se toma el tiempo de reunirse con varias agencias para pedirles que trabajen para ella sin ninguna garantía de contratarlas, debería también tomarse el tiempo para agradecer, retroalimentar y concluir el proceso de forma profesional y respetuosa.

Sin embargo, en las grandes empresas, los responsables de conducir este tipo de procesos tratan a sus proveedores como si fueran desechables. Tal como las grandes empresas los tratan a ellos.

Probablemente los pitches no desaparezcan, pero voto porque sean cada vez más claros y dignos. Esto no es sólo responsabilidad de las marcas y los directores de mercadotecnia, también es responsabilidad de las agencias.

Yo ya empecé escribiendo esta nota; si estás de acuerdo empieza tú también por compartir este mensaje con tu agencia si eres cliente, con tu cliente si eres agencia y con tus alumnos si eres profesor. Lo primero para elevar la calidad y mejorar las condiciones de la publicidad en México es hablar entre nosotros. Si comentas o compartes tú también ya empezaste.

Joel Gutiérrez

Twitter: @thewowisnow

Instagram: thewowisnow

9 diciembre, 2015 - No Comments!

Somos buenas ondas | Quiere quebrar; se hace más rico

Este año fui a Nueva York.

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Y como sólo decir eso no alcanza para una entrada del blog, me extenderé un poco más.

El primer día, gracias a la maravilla de Google, llegué a un lugar de hamburguesas que está pegando con todo en la costa este de Estados Unidos: Shake Shack.

 

La marca le da un lugar privilegiado al diseño y el menú tiene todo lo que quieren “los chavos de hoy”:

  • Hamburguesas muy buenas y lejanas a la comida rápida, con ingredientes frescos, locales y creo que orgánicos.
  • Cerveza de diferentes tipos.
  • Malteadas de sabores extraordinarios como Jelly Peanut Butter, Red Velvet, Donut, y otros deliciosos etcétera.
  • Menú para mascotas.

También me llamó la atención que, en cada lugar “cool” al que iba, me encontraba con una sucursal de Shake Shack.

Se acabó mi viaje y, después de unos meses, encontré en Fast Company datos interesantes sobre esta franquicia. Vale 1.6 billones de dólares, tiene 41 sucursales en Estados Unidos y 29 en todo el mundo, y se basan en cosas que parecieran simples: diseño, ubicación, calidad e innovación en los productos y sabores.

Y lo que más me sorprendió fueron las palabras de su CEO, Danny Meyer, a todos los empleados antes de abrir una sucursal en Boston:

 

Los quiero retar a que nos saquen del negocio 

 

Esto lo pedía con acciones enfocadas al servicio y a la calidad de los productos; con atender tan bien a los consumidores al límite de dejar de pensar que es un negocio; que se diera mucho más de lo que los estándares de la comida rápida dan; que se reflejara el valor de un gran servicio al grado de poner en riesgo la viabilidad y las ganancias. Que, con tal de mantener satisfecho a un comensal, le obsequiaran un buen plato de papas a la francesa, o una cremosa malteada de cortesía.

Es gracioso que alguien que reta a que lo quiebren tiene un negocio que vale billones.

Bad Luck Sake Shack

 

Me recordó a unos helados con los que ya no trabajamos, que  no quisieron aplicarle la promoción de 2x1 a un grupo de 5 amigos (uno se quedó valiendo madres) porque “no les salía”,  y que no querían poner en sus redes nada sobre el café  “porque hacía calor”, y que por esa misma razón -o cerrazón- desde marzo no dicen nada ni en Facebook ni en Twitter y sus sucursales siguen siendo igual de aburridas, con los mismos sabores, dependiendo de las mismas promociones y tratando de desligarse de una marca que alguna vez sí hizo bien las cosas: Bing.

Ojalá más empresarios nos retaran a dar más de nosotros.

Jorge "Yuca" Ávila

Instagram: @yucaavila

Twitter: @yucaavila

Tumblr: qué onda tan buena

4 junio, 2015 - No Comments!

Somos buenas ondas | Marcas para toda la vida

Era el 2008, yo estaba cegado por un aumento reciente de sueldo y mis pies estaban sufriendo del calor extremo que azota a Guadalajara en el mes de mayo. Recuerdo bien que entré a Liverpool y sin pensarlo más de 5 veces me compré unas Birkenstock.

“¡¿Dos mil pesos por unas chanclas?!”

Dijo mi madre que no entendía (y que nunca me compró tampoco unos Dr. Martens).

Le dije que eran de una calidad superior, alemanas y que me durarían mucho tiempo. Le valió madres.

Con esas Birkenstock viajé a varios lugares, las mojé, las dejé secar en la sombra, las dejé en el sol sin motivo, las traté como unas calzaletas cualquiera… hasta que dieron de sí.

 “Adiós amigas, gracias por motivarme a tener bonitos los pies."

Este fin de semana (7años después) fui a la tienda Birkenstock a comprarme unas iguales.

Llegué a tienda con mis chanclas de 2mil pesos hechas añicos y le dije a la vendedora:

"Quiero unas iguales a éstas: mismo modelo, mismo color, mismo número."

Contrario a muchos vendedores, que lo que quieren es cerrar el trato lo más pronto posible y que te vayas de la tienda para atender al que sigue, la amable mujer me dijo:

"JOVEN*, la piel está intacta, sólo necesita cambiar la suela y la base, aquí damos ese servicio, no necesita comprar unas nuevas."

 

¡PUM, CABRONES!

Una marca tan grandiosa que te sugiere arreglar antes de cambiar es algo muy extraño en estos días de lo desechable-light-glutenfree. O una marca que quiere durar tanto a tu lado como tú lo decidas.

¿Qué marcas hoy quieren estar contigo toda la vida?

¿Qué marcas valen realmente lo que cuestan?

Esta bonita experiencia no sólo me hizo ahorrarme una cantidad considerable de dinero, me hizo pensar en YuJo! y en la comunicación en general.

¿Vendemos porque es lo que el cliente necesita? ¿O porque nosotros queremos hacer un anuncio de TV, colocar un billboard o rediseñar un logo por ego? ¿Podemos ser una empresa con la que un cliente quiera estar siempre?

¿Cómo darle más valor a lo que ofrecemos? El medio está lleno de mamás que no entienden por qué unas chanclas cuestan $2000, por qué pagar por Dr. Martens si hay Doctor Marantes.

Y sobre todo, cómo hacer marcas que, como en este caso, tengan publicidad gratuita de un usuario feliz tanto, por el producto en sí, como por la experiencia de postventa.

Un usuario tan feliz que no le importó caminar descalzo por conocido centro comercial donde los peces son torturados por niños y adultos que no saben comportase si no hay un policía a un lado.         

Birkenstock en Jaipur

Mi esposa, Jaipur, mis Birkenstock y yo.

    

Jorge "Yuca" Ávila

Instagram: @yucaavila

Twitter: @yucaavila

Tumblr: qué onda tan buena

*Las mayúsculas son del autor. N. de la E. 


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